11 de junio de 2019

Robo en la Colegiata de Berlanga de Duero


1773 es la fecha con que está marcada una de las piedras que ciegan la antigua puerta de subida a la torre en el interior de la Colegiata de Berlanga de Duero, junto a la capilla del Baptisterio, y que hasta entonces era de servicio del campanero. Fue un acuerdo que el Cabildo tomó para no implicar a los servidores del templo en declaraciones mas o menos embarazosas como ocurriera en la primera quincena de noviembre de 1768 ante un robo considerable la noche del 9 al 10 de noviembre de ese año, en esta no menos considerable e influyente colegiata en esos tiempos

Don Antonio de Lara y Zúñiga, canónigo penitenciario, había madrugado con motivo de un viaje, la mañana del 10 de noviembre a celebrar la eucaristía. En casa del campanero, Lucas Raposo, pidió la llave de la puerta de la umbría, la cual encontró “franqueada y quebrantada”. Una somera observación púsole de manifiesto que tambien en la sacristía y contaduría del Cabildo se observaban las puertas forzadas y desorden en sus respectivas salas.

Sin dilación, notificó el hecho al Corregidor de la Villa y abogado de los Reales Consejos, Ilmo. D. Francisco Fajardo. Procedió este, con ayuda de técnicos en cerrajería y maestros de fábricas, a la inspección ocular.

Observábase en la puerta de la Umbría, que es de “olmo, de dos hojas” y a la altura de la cerradura, unos barrenos por donde puso introducirse una barrilla, reja u otro instrumento de hierro con el que forzar el aldabón donde se introducía la pestilla de la cerradura (1). Las puertas primera y segunda de la Contaduría halláronse también con un barreno en el lugar justo para poder manipular sin ningún embarazo los pestillos de las cerrajas. Dentro de las salas de la Contaduría se había forzado con palancas y cortafríos la puerta fuerte de hierro claveteada, introducida en un lienzo de la pared maestra y destinada a custodiar como caja fuerte los archivos y dineros del Cabildo y fundaciones.

Dentro de esta “caja fuerte”, el archivo estaba sin tocar y únicamente aparecían en relativo desorden varios botes de lata donde se guardaba el dinero de la Mesa Capitular y fundaciones varias; estos estaban vacíos y solo se encontraron en el suelo “una peseta, un duro y tres papeles de notas de dinero que había en dichos botes y a quien pertenecía”

En la puerta de la sacristía habíase seguido el mismo sistema para su franqueo. Si bien aquí se hallaron quebrantadas las tres cerraduras del cajón destinado a custodia de alhajas. Parte de estas aparecían en desorden y parte se echaron de menos. La inspección ocular apenas si aportó mas datos positivos, por lo que tomada nota de todo ello procedióse a las diligencias pertinentes.

BIENES ROBADOS:

Entre las alhajas se echaron de menos las pertenecientes al adorno de la Virgen del Mercado:
  • Una cadena de oro puesta a modo de rosario, de dos varas de larga.
  • Un anillo de oro con diamante.
  • Un collar de oro con veinte diamantes

Y del archivo el dinero correspondiente a la mesa capitular y demas obras pías y fundaciones. Un detenido y minucioso análisis sobre CARGO y DATA (HABER y HABER) en las cuentas nos llevaría a alargar excesivamente este trabajo. Sin embargo no deja de ser asombroso el número y cuantía de rentas, incluso de los mas apartados e inverosímiles lugares.

Unicamente nos limitamos a ofrecer un resumen apretado del dinero sustraído, a la vez que remitir a los estudiosos a los archivos parroquiales.

  • Perdió la obra pía del santísimo 5.000 reales
  • Perdió la Capellanía Robles 700 “
  • Perdió la obra pía Costero 709 “ y 26 maravedíes
  • Perdió la obra pía Cubillo 246 “ y 03 “
  • Perdió la obra pía Fuente 945 “ y 29 “
  • Perdió la obra pía Brizuela 2.564 “ y 09 “
  • Perdió la Mesa Capitular 18.417 “ y 16 “
  • Perdió el Señor Magistral 9 “
TOTAL 28.592 reales y 15 maravedíes
“en oro grueso y menudo la mayor parte y la menor en plata”

DILIGENCIAS ECLESIASTICAS
El Cabildo de Berlanga envía sin dilación a los Provisores y Vicarios Generales de Sigüenza, sede vacante, un informe detallado del robo ocurrido. Además del informe “pide y suplica se sirvan librar censuras generales para que se lean y publiquen en la Iglesia Colegial de la villa, conventos de ella y demás parroquias de este obispado que sea necesario” y .. para “descubrir la persona o personas que ...hicieron el quebranto y quitaron dichas alhajas y dinero.

No se hizo esperar la respuesta del Obispado de Sigüenza y asi, el dia 28 de noviembre del citado año, llegan las censuras firmadas por los provisores Lcdo. D. Sebastián Helguera y el Dr. Peña, refrendando el mandato de los señores previsores Andres Toledano -rubricado-

El tenor de las censuras abruma. Y digamos que su lectura no es recomendable a ningún cristiano medio con afecciones cardiacas. Pero en su tenor publicáronse sin despojarlas un ápice de la dureza.

Como resultado, es de notar la denuncia que, el primer día de la lectura de censuras, presenta al Cura Teniente el vecino de la villa José Vaun un descargo de su conciencia. Dijo que el el Meson de Arriba estuvo el platero del Burgo de Osma quien, habiendo preguntado sobre el robo, dijo que antes de quince días el se obligaba a descubrir esta maraña. Ninguna otra denuncia presentose.

DILIGENCIAS CIVILES

Por su parte la autoridad civil desde un primer momento se entregó con diligencia a las pesquisas pertinentes. Y asi envía cuatro requisitorias “con personas inteligentes y de satisfacción por Burgo de Osma, camino de Aranda; por Tierra de Fuentepinilla, camino de Soria, por Tierras de Gormaz, Retortillo y Atienza; y por tierras de Villasayas, Almazán y su Tierra. Un cerco total del que se esperaban obtener mejores resultados

Entre tanto Miguel Alcalde, alcalde de la hermandad de la Villa, acompañado de sargento de milicias, diversos cabos, soldados y personas civiles sale a reconocimiento de bosques y parajes del término. En la población se hace un reconocimiento exhaustivo de mesones, tabernas, hospital (2) y otros sitios públicos recogiendo cuidadosamente los informes de las personas a cuyo cargo se hallaban dichos puestos. Parece ser que el día de este reconocimiento era mercado en la villa y por voz de pregonero en las plazas se hizo llamar a quien hubiese podido ver, oír o tener conocimiento del asunto.

Sin embargo desde un primer momento, Juan de Martín Hernando, sacristán de la Colegiata, el campanero Lucas Raposo y su hijo Andrés fueron los que calentaron la cárcel con sus huesos, solo por tener las llaves a su cargo, sin otro indicio. Pocas horas duró la prisión ya el Cabildo salió fiador por tratarse de personas de total solvencia y honradez.

TESTIMONIOS

Las diligencias practicadas por los regidores de los pueblos de esta jurisdicción tampoco arrojan un resultado o hallazgo positivo. Pero hay muchos testimonios que si no esclarecen en nada los hechos, si nos demuestran la preocupación de todos ante un robo considerable y en una iglesia importante e influyente. Las censuras pesan en no pocos testimonios y todo el que vislumbra una mínima sospecha lo aporta en descargo de su conciencia.

Minucioso es por sus datos y naturalidad el testimonio de Andrés Badorrey, vecino de Berlanga, quien declaró que cuando el reloj dió las tres “oyó ruido de tropel como de cuatro o cinco caballerías herradas por la Calle de la Hoz, donde tiene su casa, y que se tiró de la cama desnudo y cuando quiso recordar ya no las vio desde la ventana... que le pareció habían bajado por la callejuela que sale a la iglesia”

Hay otros muchos testimonios mas bien pintoresquistas que positivos en los que se vieron implicadas una cantidad respetable de personas con embarazo, detenciones, dispendios, viajes, desagradables interrogatorios...que todo ello supone. En la Villa se nota miedo al hablar del robo por no caer, como ya hemos dicho, ni en las censuras eclesiasticas ni en las embarazosas declaraciones civiles. Algunos están a la caza de noticias que enseguida corren a delatar. Asi el platero del Burgo de Osma se vio envuelto en el asunto pues en el Mesón de Arriba declaró, un tanto alegre y “alumbrado” por el vino que él tenía noticia y que pronto iba a quedar solucionado el robo. Ello casi le valió una noche de cárcel; medió el cabildo y se le dejó en libertad

Asi las cosas, vino a inquietar la calma que ya comenzaba a renacer, el pastor del convento de franciscanos Franscisco Soria Almarza. El 9 de diciembre de dicho año 1768, pastoreaba sus obejas por la barbechera “próxima al Camino Çreal que hay para Imón, Sigüenza, Atienza, Baraona y otras partes” y en la finca de Juan Cabildo, vecino de Berlanga, encontró enterrada una reja de arado extraña por su figura y fortaleza. Púsolo en conocimiento del Padre Guardian quien notificó al señor Corregidor. Se reconoció el lugar y ninguna otra cosa pudo hallarse. La reja estaba llena de gotas de cera blanca y tenía la punta doblada como tres dedos. Estuvo puesta al público y se llegó a la conclusión que este tipo de reja se usa en la Alcarria y otras partes de Ciudad Real para labrar entre olivos; y tambien por Tarazona, proximidades del Moncayo y Agreda, por ser tierra de mucha piedra y raiz de árbol. Tal hallazgo tampoco aportó luz verde al asunto.

¿Quienes fueron los ladrones? No llegó a saberse. Sin embargo existía (suponemos que hoy se conserve, ya que todavía no hemos podido contrastarlo) en la Real Audiencia de Aragón, un volumen que contiene los robos de un proceso seguido por dicha Audiencia contra una compañía de maleantes. Se enumeran 10 robos en iglesias llevados a cabo desde el año 1766 hasta el 23 de julio de 1773. En esta fecha eran 1.506 los folios del citado volumen. El robo de Berlanga ocupa el número 3 y el número 8 el practicado en el santuario de Tiermes, de esta provincia.

Desde un primer momento las sospechas recaen sobre un tal Manuel Contín, labrador, vecino de Calamocha, compañero de Esteban Martínez, alias “Requena”, quinquillero, vecino de La Almunia de Doña Godina; de Pedro Agustín “El Cautivo” vecino de Calamocha, de Juan Felix Ruiz “El Pájaro” extremeño, y de José Salvador, vecinos de Calacete. Y aunque ninguna prueba puedo hallarse contra Manuel Contín y compañeros, parece que ellos fueron los autores. En 1771 ingresan en la cárcel de Zaragoza por el robo que en 15 de noviembre de dicho año realizan el la iglesia de Bear (Valencia) donde lograron sustraer cerca de trece mil duros. Aqui no escaparon a la justicia.

Así ponemos punto final a este rápido y deshilvanado relato de la oscura historia del robo en la Colegiata de Berlanga, no sin antes avanzar que cinco años más tarde, por acuerdo del Cabildo mandose tapar la puerta interior de subida a la torre y abrir una exterior que es la que desde entonces está al servicio del campanero.

Robo curioso hoy para todo berlangués amante de su arte y de su historia. Pero que nos privó de unas alhajas que hoy hubieran engrosado el número de cuanto poseemos. Quiera Dios que sea el último y que podamos con la ayuda de todos, conservar el patrimonio que nuestros antepasados nos legaron

JULIAN GOROSTIZA

NOTAS.  Ha sido consultado el legajo num XIV en sus números 36 y 37 de los archivos parroquiales
(1) Hoy pueden observarse en el lugar indicado sendos tacos de madera que han venido a rellenar los huecos de lo que bien pudo ser los barrenos mencionados.
(2) No olvidemos que en el hospital se recogían transeúntes . Por ello cabía la sospecha de algún maleante implicado en el robo.


Este artículo fue publicado en el programa de fiestas del año 1975 por Don Julian, a quien siempre recordaremos con cariño.

10 de abril de 2019

Guarda leña para abril

Los refranes están cargados de sabiduría. Este nos enseña que en primavera hay días fríos, que lo raro es que no los haya y que como dijo Machado, en el Alto Duero Primavera tarda.