la ruta vista desde el este:

Una pequeña vuelta por Francia rápidamente nos muestra cuál es una de las mayores diferencias entre los países galo y español. Desde Perpiñán, Francia es un país en “tela de araña”, la población se halla dispersa por todo el territorio, habiendo sólo una gran metrópolis, París, 2-3 ciudades grandes (Lyon-Marsella-Lille) y un gran tejido rural con una densidad de población aceptable. En Francia la agricultura “da de comer”. No es extraño ver a franceses que viven rodeados de vacas y hortalizas, conectados a intenet con la mayor velocidad y con un gran supermercado a una distancia más que razonable.
La vertebración, que no integración, del territorio en Francia creo que es un éxito.
España, por contra, es un país de ciudades y páramos. Tenemos una gran metrópolis cada vez más cercana a París y Londres, Madrid, una gran urbe metropolitana con cuasi la misma población y mayor potencial industrial y turístico, como es Barcelona, y “muchas” ciudades-áreas metropolitanas que superan con creces el medio millón de habitantes: Sevilla, Zaragoza, Valencia, Bilbao, Gijón-Avilés-Oviedo, Elche-Alicante-Murcia, Málaga...
Junto a estas grandes urbes no tenemos más que campos despoblados donde la gente apenas puede medrar con la agricultura y la ganadería y donde las comunicaciones, sea por internet o carretera, son precarias. España, país “potencia” en cuanto a extensión de territorio, sin embargo, es capaz de tener una región, la Celtiberia histórica, que se aproxima a Laponia en cuanto a densidad de población...La zona que engloba, Soria, la mayor parte de Guadalajara y Zaragoza, Teruel, sur de Burgos y de la Rioja y Cuenca es una de las zonas menos densamente pobladas de Occidente. No hay ninguna gran urbe y las carreteras son precarias. La producción agrícola, además de ser difícil por lo extremo del clima (con oscilaciones térmicas propias de Siberia) es poco fomentada por la UE, que parece estar más pendiente de los agricultores franceses. Vivir en Molina de Aragón, Anguita, Ateca, Cervera del río Alhama, Coruña del Conde o Tarazona es, cuanto menos, arriesgado socialmente.
Uno tiene que resignarse a tener a la “civilización urbana” a una cierta distancia, sin supermercados próximos, sin grandes centros de comercio, industrias, cines, parques de ocio o, por así decirlo, fuentes de progreso. España no puede entrar en una carrera espacial o de lucha por el Ártico o el Antártico... ¡bastante tiene con “repoblar” la Celtiberia!
Una vez finalizado el asfaltado de la carretera, donde quedan por añadir las señalizaciones, el resultado no puede calificarse más que mediocre, puesto que se ha hecho una carretera que tiene peligros para los usuarios.Bienvenido sea un ancho de vía que mejorará el acceso de vehículos grandes y pequeños a todo el Sur soriano, y que nos permite cruzarnos con otro sin más precaución que no invadir el carril del otro sentido.Se ha aumentado el ancho de la carretera, pero se ha hecho exactamente sobre el mismo trazado que se heredó de antiguos caminos de carros y mulas. No se han quitado curvas ni cambios de rasante sin visibilidad, algunos muy fáciles de eliminar. Tendrán por ello que instalarse demasiadas indicaciones de prohibición de adelantamiento y límites de velocidad cortos.Especialmente llamativo es el peligroso paso por Marazovel, debiendo entrar por las calles tortuosas y en muy mal estado actual, llenas de baches. Hubiera sido relativamente facil un desvío que evitara el núcleo urbano.El acabado de los bordes tampoco convence en su estado actual, por la escasa distancia que queda entre los carriles y el terraplén, y por el presumible desgaste que les va a ocasionar el agua de lluvia.Parece que se ha perseguido la rapidez en la ejecución y un ahorro que resulta falso: será necesario aumentar el gasto en elementos de señalización, en bordes metálicos para curvas y, sin duda, volver a retocar en el futuro lo que se ha hecho de forma tan poco satisfactoria. La seguridad de los usuarios debiera ser siempre lo más importante.