En Madrid, perpendicular a la Avenida Ciudad de Barcelona, entre Pacífico y el Puente de Vallecas, se encuentra la calle de Seco y un pequeño restaurante que frecuentábamos mucho algunos berlangueses de la diáspora madrileña.
El sitio se llamaba Lázaros y se comía un menú de buena calidad por ocho euros de vellón. Volvimos el otro día para recordar viejos tiempos. Todo el personal se había renovado por lo que nadie se acordaba de nosotros. Le han cambiado el nombre pero se sigue comiendo bien y además nos sorprendieron con que el vino del menú tiene grabado el nombre de nuestro pueblo y el castillo en la etiqueta.
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