El camino de los rebaños es también milenario y está rigurosamente trazado por costumbres, derechos de paso, servidumbres locales y leyes escritas que los siglos han ido acumulando. El conjunto laberíntico de esta trama legal y consuetudinaria forma lo que se llama La Mesta, que viene a ser el complicado y trabajoso pacto o armisticio a que llegaron, después de constatar que no podían anularse el uno al otro, el pastor y el campesino de estas tierras...
De ahí que los rebaños no tengan más remedio que ir siguiendo un itinerario perfectamente previsto y señalado...
A cada momento -y sobre todo en las encrucijadas dudosas y los lugares más tentadores- veréis andando por esas soledades, aparentemente sin valor y abandonadas, unos postes clavados en el suelo, con un rótulo que contiene una sola palabra: Cañada (Agustí Calvet "Gaziel". Castilla endins)
Las galianas, o sea las cañadas, tenían noventa varas de ancho, pero se les fue perdiendo el respeto poco a poco y ahora casi han desaparecido; en algunos lados y esquinazos sembraron lechugas y patatas y en otros hicieron los veraneantes gallineros y garajes y hasta piscinas.
(Camilo José Cela. Nuevo viaje a La Alcarria. 1986)
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