7 de septiembre de 2009

La nevera y El Mico

Se acababan de inaugurar las escuelas nuevas, en las que se había acabado por fin con la segregación de sexos y también, desgraciadamente, con un acerolo gigante, en el que habíamos pasado tan buenos ratos con sus deliciosos frutos en sazón. 
Aprovechando uno de aquellos bulliciosos recreos, en aquel tiempo en que la natalidad todavía marcaba niveles positivos, unos cuantos chicos de mi edad nos aventuramos a explorar un territorio desconocido. Estaba allí mismo junto al nuevo edificio escolar, que había heredado del antiguo todos los crucifijos y las fotos de Franco y del Otro. Solo había que cruzar el camino de Paones y allí estaba LA NEVERA. 

No recuerdo bien si todavía la habitaba El Mico, uno de los últimos pobres de solemnidad que tuvo el pueblo, que andaba arrastrando una pierna y recogiendo comida por las casas cuando los indigentes tenían esa dignidad y respeto del que hablaba Gaya en "El Santero de San Saturio". Los chiquillos le hacíamos la burla y él se giraba lentamente para decirnos algún improperio, mientras aprovechábamos para huir despavoridos. No recuerdo el final que tuvo este personaje legendario. 

La Nevera sigue allí al pie de unos cerrillos que se han ido poblando de nuevas construcciones. El camino de Paones es ahora una carretera pero con el mismo ancho de aquel. Tenía una puerta de madera medio desvencijada. Muchas veces cuando paso por allí la miro de reojo; es un monumento, una reliquia de la Berlanga antigua, un museo en si misma, de cuando no había luz eléctrica ni electrodomésticos. La miro de reojo porque ahora sus dueños han cambiado la vieja puerta por una mucho más moderna que delata una falta de respeto rayana en la delincuencia. 

 El hecho de que no sea propiedad municipal no justifica que no se haya respetado la puerta original, ni siquiera que haya tenido derecho a un sencillo cartel explicativo de sus extintas funciones, por lo que las nuevas generaciones se quedarán sin saber que en este edificio se almacenaba la nieve del invierno para conservar algunos alimentos perecederos, y que duraba hasta la primavera, o explicando que en los últimos tiempos sirvió de morada al Mico, casi un personaje mitológico que nos hizo cagarnos de miedo y de risa, que nos haya perdonao y que dios lo tenga en su gloria.

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