2 de septiembre de 2009

San Gil de Pedroso


En el lugar donde ahora está la ermita de Carrascosa hubo una modesta iglesia medieval. Junto a ella se encuentran las ruinas de los edificios de un pueblo abandonado hace muchos siglos. Se llamaba Pedroso, o San Gil de Pedroso, seguramente haciendo referencia a la cantidad de piedras que había en el lugar. Era una pequeña aldeita que se había formado después de la repoblación cristiana y que había conseguido convertir en un vergel las tierras del entorno. Pertenecía al Común de Berlanga y de allí había surgido la idea de establecer en este lugar un caserío que aprovechase las fértiles tierras circundantes y el voluminoso y limpio caudal del Escalote, para cultivar unas huertas que los abastecieran de buenas hortalizas y frutas. Ellos fueron los que trajeron las primeras viñas de un pueblo ribera arriba, de donde era la mujer de uno de los campesinos repobladores. 

De todo aquello, tras el abandono y el traslado definitivo a Berlanga de sus tres últimos moradores, aparte del tufillo a cochino que sentirás en el ambiente, nos quedó la costumbre de la romería, la fuente y un pinarcillo cada vez más descuidado, donde se iba el siglo pasado a merendar y a respirar. Las viñas desaparecieron porque daban más trabajo que alegrías y las manos que tendrían que haberlas cuidado nos las robaron las regiones ricas que estaban en plena expansión industrial.

Esto poco que ves ahora, viajero, te puede confundir o dejar perplejo. Los hombres abandonamos las cosas queridas. Así nos va.




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