Ya hemos dicho por aquí, y por la casa de nuestros vecinos, que vivimos en un finisterre administrativo, olvidados de todas las administraciones, y que además las autonomías actuales han contribuido a acentuar el aislamiento y a desacelerar el poco desarrollo que podía correspondernos. Cómo además queda cada vez menos gente y menos votos, nadie puede augurar nada bueno, a no ser que la crisis sirva al final para darle la vuelta al calcetín y volvamos a aquella economía de subsistencia de nuestros abuelos, pero yo no daría ni un euro por esta posibilidad.
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