En los pueblos próximos a Berlanga de Duero están las gentes fuera de sus casillas. La Virgen se ha aparecido a una niña de nueve años, natural de Abanco y guardadora de ovejas, como es de cajón.
"¡Es la Virgen, padre, es la Virgen!", comenzó a gritar el arrapiezo femenino al autor de sus días, que había ido a llevarle la comida en el momento de ocurrir el siniestro.
Al día siguiente nueva aparición y gritos nuevos...
Corre la noticia; acuden imbéciles de los pueblos comarcanos; la pastorcilla, con lengua más limpia que los pies, da detalle de como es la Virgen, del traje que lleva, de los objetos que la adornan; los mastuerzos piden a la Virgen (¿a que han ido si no?), lo que cada cual necesita, por conducto de la mocosuela que dice que la vé; y las autoridades tan tranquilas, sin disponer que a la niña le apliquen unas duchas, al papá un alguacil, y a los comparsas unos guardias civiles; y que se busque y capture para administrarle una rechifla (mejor le estaría una paliza), al fraile que en la sombra maneje los hilos de la aparición.
Porque indudablemente hay aquí un fraile, como siempre que detrás de una tapia se ven las orejas de un burro, hay un burro detrás de la tapia.
El Motín, periódico satírico semanal. Madrid, 19 de febrero de 1898
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