Los arrieros del pueblo, que nunca solían ir solos, dejaban Casillas y Romanillos a su izquierda y seguían la carretera blanca hacia Barcones. Apenas dejada atrás la linde entre provincias y mucho antes de que Barcones apareciera, se desviaban con sus reatas por un camino de tierra muy sobado, antigua Galiana de la Mesta, que, por derecho, les llevaba a Arenillas y de allí a Ciruela. Así evitaban el rodeo que da la carretera para pasar por Caltojar y antes por La Riba. SEGUIR LEYENDO
Quienes hemos sido testigos, por la edad, al nacer a medidados del Siglo XX, de los profundos cambios que ha habido en la vida de nuestros pueblos, podemos leer esta "Añoranza" y entenderla. En pueblos algo más pequeños que Berlanga, aunque no hubiera feria sino que nuestros mayores acudían allí a traer una mula nueva, también teníamos posadas para carreteros, con muchos pesebres para las caballerías. En Baraona, por ejemplo, recibíamos periódicamente (si mis recuerdos no me traicionan) al "ajero de Berlanga"; a Claudio "Vivillo", capador de cerdos; a Íñigo que venía un día a la semana en bicicleta a abrir su tienda donde vendía los utensilios que por aquí se necesitaban.
ResponderEliminarAhora eso ya no tiene importancia, porque las costumbres, hechos pasados, incluso el folklore, ya no ayudan a sobrevivir, sino que hay que aprender de nuevo.
Sólo nos debe quedar, como sorianos de esta parte Sur, el orgullo de saber mantener la palabra dada en un mundo de muchas mentiras; de poder hacer compras y ventas sin más necesidad que un apretón de manos, pues este acuerdo vale más que la ley escrita por otros. Además, debemos conservar y enriquecernos con el uso del idioma castellano, definiendo a cada cosa como es, y no fantaseando al estilo andaluz como "esto es lo mejor del Mundo" o con exageraciones de tipo publicitario.
Eso, en las grandes ciudades, se conserva y se nota mucho cuando se acude a actividades de los centros sorianos, ya que en nuestros pueblos apenas queda nadie. Uno siente enseguida estar entre paisanos.
Tremendo eso de que el folklore no ayuda a sobrevivir y que hay que aprender de nuevo.
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