Inútil es que digamos su nombre.
Lo único que nos interesa es entrar en una casa sobre cuya puerta principal se ve un escudo de armas esculpido en mármol blanco y que así prueba la habilidad primorosa del escultor que lo hizo, tal vez en los comienzos del siglo XVI, como el linajudo abolengo de los que lo mandaron labrar para que los señores de horca y cuchillo que residían en el inmediato almenado y roquero castillo les dispensaran la debida consideración.
El edificio, que es rectangular y casi todo él de piedra caliza, ennegrecida por la intemperie, se encuentra situado entre un extenso jardín cercado de tapias, sobre las cuales levantan sus ramas añosos álamos negros, y una calle larga y estrecha formada de soportales sostenidos por postes de enebro.
Es el veintidós de Febrero del año mil ochocientos setenta y ocho.
Una espesa capa de nieve compacta y dura cubre el pueblo y los campos que desde él se descubren. El viento norte sopla con violencia, y sus ráfagas, aullando unas veces, silbando otras, golpean con fuerza las cerradas ventanas del edificio.
El reloj de la torre da las dos de la tarde...
(Emilio Mozo de Rosales. Las cacerías de lobos. 1889. Fragmento del relato "Una noche en los bosques")
Libro y escritor están estrechamente relacionados con Berlanga. Mozo de Rosales, marqués de Mataflorida, fue un autor teatral muy popular; se casó con la berlanguesa Adelaida Cabezudo Ayuso, y juntos vivieron en el palacio de la Calle Real, atribuido a los Bravo de Lagunas y actual sede del CEINCE, en el que fue escrito este libro que rezuma ambientes y paisajes de la Tierra de Berlanga de finales del siglo XIX. Sería una buena idea volver a editarlo para que fuera mas conocido entre nuestros paisanos.
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