Estos son los dos últimos berlangueses que vistieron "de calzón" que entonces no tenía nada de traje típico, porque era lo que había, y curiosamente tenía tantos elementos de la vestimenta castellana como de la aragonesa, que en esto no había reinos ni confines.
La foto es de los años setenta, y los dos eran ya muy mayores para cualquier aggiornamento en la indumentaria, asi que se convirtieron sin querer en dos piezas de museo vivientes. El Tio Santos, el más alto, era un personaje lleno de humanidad y de buen humor. Nació un día de Todos los Santos y estaba casado de segundas con la Tía Primitiva. Había sido el santero o guardés de la ermita de Carrascosa hasta su abandono al que siguió inevitablemente la ruina. Lo recuerdo al frente de un carro de cuevanos, llenos a rebosar de aquella uva negra menuda, con la que se hacía el típico tinto del país, que alegraba el paladar y los corazones. Una vez me metió en el lagar, donde unos hombres pisaban la uva. Cuentan que le dieron la extremaunción dos o tres veces, y que una de las veces fallidas, con el cura delante y los presentes consternados por el trance, se levantó de la cama y le pidió a su mujer nueces y el porrrón.
El otro era el Señor Gregorio, conocido popularmente como Tío Pata, también de trato afable y siempre de buen talante. Con muchos años y poca vista, gustaba de pasear por la plaza mayor dejándose fotografiar y buscando la sombra en verano o el sol en invierno. Un día tambien nos dejó, y no hubo nadie que tomase la alternativa.
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