Su nombre culto es LAVANDULA OFFICINALIS que nos conduce al verbo latino LAVARE, quizás porque los romanos solían poner gruesos ramos en sus baños públicos y privados. Entre nosotros, la planta silvestre se conoce como ESPLIEGO. Las referencias más antiguas están entre los fenicios que ya elaboraban medicinas usando LAVANDA, y se han encontrado restos en varias momias egipcias, no sabemos si para purificar el cuerpo o para mantener lejos a los espíritus malignos.
Tiene el aspecto delicado de un arbusto siempre verde, pero es una planta muy fuerte que no teme al viento ni a los torridos calores; y los hielos le afectan bastante, pero después de un periodo de sufrimiento, casi siempre logra reponerse.
Arenillas era pueblo de mucha fama en la fabricación de esencia de espliego. Venía gente de todos los reinos en busca de la preciosa substancia, que los vecinos elaboraban tras la cosecha del cereal, al final del verano. Esta planta crece espontanea y generosamente en todo el término y en los vecinos. Tambien en otros pueblos era importante esta actividad, como en Bordecorex, pero la emigración y la poca rentabilidad consiguieron que decayera hasta su desaparición, como habían ido decayendo la resina, el carbón, la alfarería, la forja... hasta que en 1989, un grupo de vecinos, avezados ya en cuestiones de supervivencia, decidieron volver a poner en pie todo el proceso de destilación, consiguiendo que se mantenga hasta la fecha, año tras año y a pesar de las sequias del rio Talegones. Este año se han destilado ocho litros, para lo cual fue necesario cocer en la caldera nada menos que cuatrocientos kilos de espliego (según información del Heraldo de Soria)
En la Edad media se usaba la lavanda para hacer medicinas contra la peste. Los enterradores de apestados dificilmente se contagiaban porque bebían generosas cantidades de un licor en el que se había dejado la planta en infusión. En la Occitania, los fabricantes de guantes, quizás para mitigar el olor de la piel cruda, esparcían abundantemente un liquido mezclado con esencia. Casualidad o consecuencia, el caso es que ninguno de ellos se contagiaba de peste o cólera. Hoy se emplea sobre todo en cosmética, pero con sus doscientas sustancias benéficas tambien se aprovecha en medicina y en el arte culinaria.
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