30 de diciembre de 2010

Apuntes de viaje

La provincia de Soria.- Desde el Puente Ullán a Paredes

Inútilmente buscaría el viajero que recorriese el centro de España, región más digna de estudio que aquella que, situada a 910 metros sobre el nivel del mar, regada por el Alto Duero y fronteriza a Guadalajara y a los montes segovianos, forma hoy la parte meridional de la provincia de Soria.

Patria de los antiguos Arévacos, que acaudillados por Sartorio y Perpena, después de titánica lucha, prefirieron la muerte al yugo de Pompeyo; repoblada en los comienzos de la era cristiana y de nuevo arrasada a fines del siglo X por las feroces huestes de Almanzor, a su vez derrotadas en las fragosas sierras de Calatañazor por los Reyes de Aragón y Navarra unidos al esforzado Conde de Castilla Garci Fernández, fue por fin reparada por D. Alfonso I el Magno, según nos refiere el Silense, si bien tuvo que sustraerla del poder de los moros D. Alfonso VI cuando preparó la conquista de Toledo en 1085.

No hay pulgada de tierra en ese histórico país, que no conmueva el animo fuertemente, ya sea porque desde sus cumbres a lo lejos se divisen las memorables ruinas de Numancia, Turia, Clunia, Valeránica, Termancia y Oxama, ya porque esté su suelo salpicado aun de generosa sangre, derramada en las grandes batallas de Ordoño II, de los califas, de los Alfonsos y de Alonso I de Aragón; ya porque recuerde aquellos fuertísimos tercios de Soria y de Medinaceli, que mandados por D. Lope de Haro, rompieron las cadenas del campo en Las Navas de Tolosa; ya porque la historia nos recuerde que allí vivieron los Iñigo de Velasco, Condestables de Castilla, Dª María de Tobar, fundadora de una colegiata ignorada hoy, y que es sin embargo una de las obras más bellas de Juan Rasines El Burgalés, tan grande en la historia de la arquitectura, cuanto desconocido por la inmensa mayoría de los españoles; bien porque en algunos de sus castillos vivieron prisioneros los hijos de Francisco I, al paso que otros ofrecieron suntuoso hospedaje a Felipe V, al Duque de Gandía y a Isabel de Valois, hija de Enrique II de Francia, y tercera esposa de Felipe II, o por último, porque allí tuvieron su cuna, hombres de la talla de D. Juan Bravo de Lagunas y de su hermano D. Gonzalo, alcalde este de Córdoba, por la cual dio su vida, y obispo aquel de Ciudad Rodrigo y de Calahorra, y capellán mayor de Dª Isabel, primogénita de los Reyes Católicos; del venerable Tomás de Berlanga, Obispo de Panamá; del gran dominico Brizuela, consejero y confesor del Archiduque Alberto, sobrino y yerno de Felipe II, y confesor en sus últimos años, de Felipe III, y de tantos esclarecidos varones que fuera prolijo enumerar.

Y en verdad que al evocar recuerdos que duermen hace siglos entre el polvo de los archivos, no tratamos de hacer más sensible la decadencia de la región que nos ocupa, sino antes bien llamar la atención del Gobierno, de la Academia de Bellas Artes y de los hombres de letras, codiciosos de abrillantar las glorias nacionales, haciendo constar el injusto abandono en que se la tiene desde que la abandonaron los Condestables al subir al trono Felipe V, que los llevó a su corte, y la culpable indiferencia con que se la mira.

Ni un ferrocarril atraviesa aun sus extensas llanuras, ni una derivación del Duero riega sus estériles vegas, ni un alto horno anuncia con su penacho de humo, que allí sea conocida la industria moderna, ni ley alguna acuda en auxilio de aquellas magníficas cabañas, que amparadas por La Mesta y pudiendo trashumar con facilidad de norte a sur de la península, producían las lanas más finas y más buscadas del mundo; ni la ciencia ni la maquinaria, ni el capital se unen para favorecer su esquilmado suelo y su empobrecida agricultura.

De aquí que solo se encuentren en general miserables aldeas con adobes construidas, de casas desniveladas, de calles sucias, de abrevaderos obstruidos, de fuentes derruidas, de templos agrietados, de aportilladas escuelas; de aquí que solo se vean campos apenas roturados, porque la mano del labrador es demasiado débil para acariciarlos, vergonzosamente engalanados de pálidos centenos y de poco productivos morcachos, cuando ningún suelo es menos susceptible de grandes transformaciones que el silicio.

Si de las cosas pasamos a las personas y semovientes, aun es más dolorosa la impresión que se recibe: trajes pardos como el suelo, como las casas, como los rostros ennegrecidos por el sol y los vientos; trajes en veinte puntos recosidos y desgarrados en otros veinte, pechos desnudos que azota el cierzo con sus alas de nieve; cabezas venerables siempre descubiertas; miradas tristes, pálidos avios que no sonríen mas que en los primeros años de la juventud; mujeres que se engalanan con un pañuelo de algodón; niños que se abrigan con los harapos de sus madres, pies que deshacen el hielo de los aminos, calzados con pieles sin curtir; rostros demacrados, en fin, sobre los cuales se leen estas desconsoladoras palabras: hambre, ignorancia, resignación y miseria.

Creen en Dios, practican la caridad, pues por pobre que sea el que tiene una casa, socorre siempre al mendigo errante que llama a la puerta, cuando no con pan del que tal vez carece, con una legumbre de su cosecha; pero no creen en los hombres; desconfían de los gobiernos; se ríen de los que les piden su voto, y en todas sus conversaciones se nota el fatalismo mas desconsolador.

Cuanto a su alimentación, es tan sobria, tan deficiente, que apenas se concibe que con ella puedan vivir. Pan duro de trigo mezclado con centeno, algunas legumbres preparadas con una lágrima de aceite, algunas veces tasajo de reses muertas de enfermedades infecciosas y ahumado en la chimenea; alimentación que revela una de las primeras causas de la decadencia de nuestra raza, así como el origen de terribles enfermedades, que fácilmente podrían evitarse y que, sin embargo, disminuyen de día en día la densidad de nuestra población.

Honradísimos todos, pagan sin murmurar los diferentes impuestos que los abruman; entregan sin proferir una queja el contingente de soldados que les corresponde; acatan las leyes, obedecen a las autoridades, practican sus deberes religiosos como en los primeros siglos, respetan al cura de su aldea y parten a remotos países con la frente serena y la conciencia tranquila. Y a fe que esta es su última esperanza, porque al otro lado de los mares están sus hermanos enriquecidos en el comercio de Veracruz, del Uruguay, de Venezuela, de Honduras y del Ecuador.

Además de los males hondísimos que producen este estado anémico y desconsolador, males que pronto describiremos para poder indicar los medios más prácticos y mas sencillos que convendría emplear para curarlos y conducir aquel país a un grado de relativa prosperidad, nos parece que contribuyen a su aniquilamiento lo poco conocidas que son de los hombres de gobierno las ultimas capas sociales, y mas aun el modo de ser de nuestra aldeas, sumidas hoy, como ayer en la mas crasa ignorancia.

Nuestros labradores sufren en silencio, pagan sin protesta, o si alguna vez se quejan es donde su voz no tiene resonancia alguna. Cuanto a escribir… ¿Qué saben ellos lo que es la prensa, lo que es el libro? ¿Quién se lo ha enseñado nunca? ¿A qué conferencias han asistido? ¿A que hombres de talento han oído hablar nunca, fuera de alguna reunión electoral, que les molesta, fuera de la Audiencia, que les aterra? Solo entre lágrimas y suspiros contestan al quinto que defiende el orden, la honra, la integridad de aquella patria que olvida a sus ancianos padres, que o bien vegetan sobre un montón de ruinas y de humanas miserias, o bien sucumben de cansancio y de frío en el linde de un camino al ir en busca de aquel regojo de hogaza que en sus pueblos les falta.

Nuestros estudios han sido hechos sobre el terreno, viviendo entre colono y propietarios; de pie sobre el surco o sentados a la sombra de las mieses, sintiendo día por día las palpitaciones del pueblo; escuchando sus cantares, tan melancólicos como sus quejas; y tanto podrían servir estos apuntes a la región de que nos ocupamos como al Gobierno mismo, si en ellos fijase su atención, que tiempo sería de que lo hiciese, si quiere sostener el crédito nacional, que por fuerza ha de resentirse a medida que disminuyen las rentas y que millares de fincas pasan, por insolvencia de sus dueños a manos del Estado.

Emilio Mozo de Rosales

LA EPOCA, 26 de noviembre de 1887

8 de diciembre de 2010

De Atienza a la feria de Berlanga


En una ocasión, con trece o catorce años,sobre el 1940, marché con el señor Pedro, Pedro Sanz, pariente de mi padre, a la feria de Berlanga, que era el 8 de diciembre. Llevábamos dos vacas y un macho romo, hijo de caballo y burra.
De Atienza salimos de mañana, con mal tiempo, pues estaba prácticamente nevando. Paramos a descansar en Arenillas, pueblo de la provincia de Soria en el que por ver si cambiaba el tiempo, aprovechamos para almorzar. Pero en lugar de que las nubes se alejasen comenzó a nevar con mayor intensidad.
Nos detuvimos a comer en casa de unos amigos del tío Pedro, y tras la comida y secar las ropas regresamos al camino. Berlanga de Duero era entonces un pueblo acogedor y lo primero que tuvimos que hacer al llegar fue buscar posada, aunque tampoco había demasiado problema puesto que en época de feria rara era la casa en la que no se admitiesen huéspedes, al igual que sucedía en Atienza por semejantes fechas. Nos hospedamos en casa del señor Santos, un hombre recio que nos abrió la puerta sin dudar. Vestía pantalón hasta media rodilla, medias hasta la altura del pantalón, chaquetilla corta, faja en torno a los riñones y pañuelo a la cabeza.
Nos esperaba en la puerta de su casa, a quince personas entre hombres y chavales que fuimos los que allá nos alojamos. Dormíamos en las cuadras o en los pajares, y allí estuvimos tres o cuatro días bajo aquel techo en el que la señora Magdalena preparaba la comida para más de veinte personas, a veces unas sardinas y otras unas patatas y, entre bocado y bocado, comentando cada cual como le fue la feria. Acudir a la feria tenía su arte. El primer día era de observación, para ver como se hacían los tratos y cuánto valían los animales. Los restantes dependían de cada cual, de la agudeza, de la destreza y de las palabras.
Fue una de las primeras ferias a las que acudí, y no se nos dio nada mal, vendimos las vacas que llevábamos, a unas mil pesetas cada una, a pesar de que a punto estuve de perder el macho romo, cuando le fui a dar agua a una laguna próxima. Se me soltó del ramal y se fue al interior de la laguna con la mala suerte de que se quedó atascado con el cieno del fondo, del que tras muchos esfuerzos logró salir, cuando parecía que se iba a hundir en medio del barro.
En Berlanga había cine, lo que no ocurría en Atienza. Decidimos ir el grupo de muchachos con los que me junté, más o menos de mi edad, algunos de ellos de Atienza, a pesar de que nos quedaríamos con las ganas, pues no teníamos suficiente dinero para pagar la entrada.
Regresamos a Atienza al cabo de los tres o cuatro días. Nuevamente a hacer la parada en Arenillas y por el llamado monte de las Liebres y camino de San Jorge, a Atienza.
Cuando salimos de Berlanga llovía, por el camino comenzó a nevar y a casa regresamos helados y empapados.


Tomás Gismera Galán

1 de diciembre de 2010

Tres piezas visigodas



LA OCUPACION VISIGODA EN EPOCA ROMANA A TRAVES DE SUS NECROPOLIS. Tesis doctoral de Gisela Ripoll López, dirigida por Pere de Palol
Barcelona. mayo de 1986. UNIVERSIDAD DE BARCELONA
Berlanga de Duero (Soria)

Pertenecían a la antigua colección Darío Chicote de Valladolid, tres elementos de adorno personal con referencia de Berlanga de Duero. Actualmente forman parte del Museo Episcopal de Vich (Barcelona).
1.-Fíbula en bronce de 10,8 cm. de longitud máxima. La cabeza o placa del resorte es de forma circulr y presenta cinco apéndices o digitaciones sobresalientes. En cada uno de estos apéndices una incisión de tres estrías. La zona semicircular está ornamentada por medio de tres círculos concentricos separados por una linea de puntos realizados a punzón. El puente con arista dorsal plana muy pronunciada. El pie o placa del enganche, con cuatro apéndices sobresalientes o exentos, de forma circular con incisión de círculos concéntricos. El extremo distal del pie con dos motivos romboidales y dos círculos concéntricos formando una cabeza animal. La zona ornamental de la placa es de dificil lectura, pero parece que tambien estuvieron presentes una serie de motivos a base de círculos concéntricos.
2.- Broche de cinturón en bronce, de 9,8 cm. de longitud. La placa rígida incluye su hebilla pero ha perdido la aguja. Pertenece al grupo de placas caladas. Su lengüeta vaciada, está rodeada por seis orificios, y un séptimo por donde se introducía la aguja. El extremo está remachado por una forma semicircular. Su estado de conservación es bueno.
3.- Broche de cinturón de lengüeta rígida. La hebilla diferenciada de la placa por medio de dos muescas muy pronunciadas, conserva su aguja de base escutiforme muy voluminosa. La placa con un ligero estrechamiento en su zona central, finaliza con un extremo de tipo triangular. La longitud de la pieza es de10,6 cm. Las concreciones de suciedad cubren tanto la hebilla como la lengüeta.
Bibliografía: ZEISS.H. Die Grabfunden aus dem spanischen westgotenreich. Berlin-Leipzig. 1934, pág 185, láms 3, 11, 14
ALONSO, A. La visigotización de la provincia de Soria. "Celtiberia" XXXIV. 1984, nº 68, págs 189-190
Más datos en este blog
Aqui se habla del descubrimiento por nuestra parte de la existencia de piezas visigodas, aspecto de nuestra historia que no se menciona en casi ningúna bibliografía, salvo una brevísima mención de Pérez Rioja. Angeles Alonso Avila, en su trabajo "la visigotizacion de la provincia de Soria" publicado en la revista Celtiberia, nos dice lo mismo de las piezas descritas en la tesis de Gisela Ripoll, pero aporta un dato nuevo, y es que su encuentro se produjo en "una aldea próxima a Berlanga"
Informabamos de la carta enviada al obispado de Vic pidiendo datos de las piezas y de la poca fortuna que habíamos tenido en esta empresa, pues ni entonces ni hasta la fecha, hemos tenido respuesta. El camarada Axinio en los comentarios nos daba la primera pista sobre el paradero actual de las piezas que puede estar en el Arqueologico de Barcelona. Parece que alguna de estas piezas (o las tres) se encuentran en este museo, como afirma Martín Almagro Basch, y el botín es mas amplio pues tambien en el Numantino de Soria hay piezas de Berlanga o de su comarca.
Nos hemos preguntado muchas veces si esa aldea "proxima" a Berlanga puede ser Castro o Peralejo de los Escuderos, ya que noticias fehacientes de otra más próxima con necropolis visigodas no tenemos de momento.
Continuamos con las pesquisas.

San Baudelio

Baudelio, en griego, significa inasequible al desaliento. Su fiesta se celebra el 20 de mayo.

Santo de los inicios del cristianismo, natural de Orleans, que predicó en Nimes cuando esta ciudad occitana pertenecía al mismo reino godo que la península ibérica. Es conocido también como Baudilio, Baudulo, Baudel, Baldiri, Boi y Boal.

En un bosque sagrado de Nimes fue martirizado, cuando echaba una enfervorecida reprimenda a los paganos alli congregados, para celebrar las fiestas natalicias en honor a Júpiter. Por el escenario de su muerte se le representa junto a una palmera y un hacha.

Cuentan que su cabeza, como la de San Pablo, dio tres botes separada del tronco, de los cuales brotaron tres fuentes. Allí mismo fue enterrado y a partir del siglo IV se comenzó a hablar de milagros, entre ellos las curaciones por tomar hojas de un laurel gigante que había nacido junto a su tumba. Uno de estos milagros fue contemplado por Teodorico, rey ostrogodo, junto a su nieto Amalarico, que sería rey visigodo en el siglo VI. Su fama de taumaturgo extendió su devoción por Francia y España donde es considerado patrón de hospitales y sanatorios.

No se sabe cual fue el paradero de su sepulcro, que se disputan varias iglesias. Parece seguro que su cabeza está en Santa Genoveva de París y que sus reliquias fueron dispersadas. Hay noticia de que algunas llegaron hasta Zahara y La Morera, pueblos de Badajoz. Según el Diccionario de Sebastian Miñano y Tomás López de Vargas, de 1827, en la aldea de Nódalo, del Señorío de Calatañazor, se conserva mucha parte de su cuerpo.

Nos informa el bloguero de SoriaCasiVerde, natural de este pueblo, que el día de su fiesta se veneraban unas reliquias y una imagen del santo que pudo desaparecer en un incendio, y que en la leyenda local el santo llegó al paraje del Hocino montado en un burro, donde fue recibido por los moradores que inventaron esta coplilla:

San Baudelio bendito,

de Casillas has venido,

en una borriquilla ciega,

a las piedras del Hocino.

Los de Casillas llegaron a recuperar al santo y ahi es donde los de este pueblo dijeron aquello de "No-dalo" que con tanta gracia contaba el actual alcalde de Caltojar cuando era guarda de la ermita.

En muchos otros lugares se ha conservado la veneración de San Baudelio. Tenemos noticia de una ermita de San Baudelio en el pueblo de Cigudosa y de un antiguo priorato de San Baudilio en el pueblo de Samboal, partido de Cuellar, donde hay una hermosa iglesia mudejar dedicada a este santo, iglesias de San Boal en Blascosancho (Avila), Villaflor (Zamora), Zorita de la Loma (Valladolid) y Salamanca.

En la foto, sacada de una interesante página sobre el románico (Círculo románico) se ven las figuras hieráticas y sentadas de San Baudelio, en el lado de la epístola (derecha) sin palmera ni hacha, que se han sustituido por un cetro terminado en flor de lis. Esta pintura es de las pocas que permanecen in situ. En el lado del evangelio, llamado asi porque allí se leían estas escrituras cuando el cura celebraba la misa de espaldas al pueblo, vemos tambien a San Nicolás de Bari, con báculo. La pintura original está en un museo de Cincinati. Otro santo que fue muy venerado en los primeros tiempos del cristianismo, que tuvo dedicada una de las antiguas parroquias de Berlanga, y que actualmente tras unas cuantas metamorfosis, es más conocido como Papa Noel.

El quinto mosquetero

D’Artagnan es un quinceañero alocado que sale de su casa paterna en la Gascuña, con quince escudos en el bolsillo, un escuálido rocín ocre, un bálsamo capaz de curar heridas, siempre que no estén muy cerca del corazón, una carta de presentación del capitán de los mosqueteros y dos consejos de su padre: "no temas las ocasiones" y "busca las aventuras".

En el camino a París pierde la carta, recibe una paliza y se encuentra con una mujer bella y misteriosa que será la causante de muchos de sus problemas posteriores.

Dumas padre parece que se inspiró en personajes reales para escribir Los tres mosqueteros en 1844

El mosquetero Celedonio, cien años después, subió a un tren en Soria después de darse una vuelta por una ciudad que no conocía y tomarse unos torreznos en la Casa de la Tía Apolonia, ilustre berlanguesa que tenía taberna en la Plaza de herradores. El tren lo llevaría a Barbastro tras muchas horas de viaje y unos cuantos trasbordos, donde le había correspondido hacer un largo servicio militar. El afan aventurero lo perdió por completo en aquellos duros años de posguerra en los que faltaba de todo, y a él y a sus cinco hermanos, también un trozo de pan con la frecuencia que el cuerpo tiene por necesidad.

Los consejos que recibió de su padre fueron los mismos que había escuchado desde que tenía uso de razón: "obedecer y trabajar, que a la gente honrada la quieren en to-los-laos"

En Barbastro sirvió en la cocina, y con cama y rancho asegurados, hizo como si no le faltara de nada, mientras soportaba docilmente el tiempo que tenía que pasar entre uniformes. Un capitán de cocina le preguntó una noche que cual era la comida típica de su pueblo, y sin pensárselo dos veces le contestó que el cardo con almendrucos, y le vino a decir, aunque con otras palabras, que en el sabor antiguo de esta comida de invierno, el veía mezclados en su justa dosis todos los olores de Berlanga, con el amor de su familia, mas unas salpicaduras de felicidad.

Después de la mili, un pariente le buscó trabajo en una fabrica de harinas de Zaragoza, donde ejercería de bestia de carga hasta su jubilación. El mismo pariente le presentó a la que sería su mujer, una moza de la parte de Agreda que trabajaba de zurzidora en un sótano lúgubre del Paseo de la Independencia, de donde el Celedonio la sacó antes de que perdiera la poca vista que le quedaba después de una rubeola intrauterina.

Hasta que murieron sus padres, El Celedonio aparecía un par de veces al año por Berlanga para ver a la familia y pasar unos días entre los paisajes de su infancia, esos que dicen que los lleva uno metidos hasta en el código genético. Después los hermanos, que ya andaban todos bajo otros cielos, vendieron la casa de las Yuberías, y dejó de visitar su pueblo con la misma resignación que había presidido toda su existencia, pero no por ello dejaba de relatar a sus tres hijas y luego a sus nietos, como eran los bailes y las diversiones de aquel pueblo que acababa de pasar por una guerra en la que nadie salió ganando, aunque algunos estuvieran convencidos de lo contrario.

Banda sonora: El mojado de Ricardo Arjona (vía Youtube)

30 de noviembre de 2010

Caminos de ensueño


’La vida es un viaje, es sólo un único viaje; a lo largo de ella hay sólo un camino, un bosque oscuro, una colina, un río que cruzar, una ciudad a donde llegar; un amanecer, un anochecer; sólo que uno encuentra, muchas veces, cada uno de esos hitos: lo aprehende y lo comprende, lo describe y lo olvida, lo pierde y lo vuelve a encontrar’

John Crowley. ’Aegypto’


Este artículo, video incluido, son gentileza de Juan Carlos Menéndez y su blog "Soria, se hace camino al andar"


Como el protagonista de ésta esotérica novela de John Crowley, confieso que a veces yo también tengo la sensación de vivir, en una aparente realidad, dos historias diferentes. Me ocurre a veces, cuando visito un lugar, y regreso al poco tiempo. Percibo la nueva realidad, y al tratar de compararla con los recuerdos anteriores, siento que me falta algo. Que hay un añadido o una infinidad de detalles nuevos, que hace que vea las cosas de forma diferente.

El sábado pasado, mientras recorría parte de la Comarca y Tierra de Berlanga, apenas me abandonaba un instante la curiosa sensación que tenía de que estaba viendo esos lugares, que he visitado tantas veces, por primera vez.

Berlanga de Duero, señorial y tranquila; protegida, desde los tiempos en que fuera frontera y vanguardia de la Reconquista, por unas sólidas murallas y un castillo enclavado -cuál nido de águilas- en lo más alto de un promontorio cuya parte trasera, recortada a pico diríase que por el hacha de un gigante, vigila, también, el paso sempiterno y susurrante de las aguas del río Escalote.

Solitarias y tristes, las ruinas del monasterio franciscano de Paredes Albas, situadas en un pequeño promontorio al pie de la sencilla y estrecha carretera local que atraviesa el pueblecito de Ciruela; deja atrás Casillas de Berlanga, y antes de llegar a Caltojar, enlaza con una pequeña arteria que desemboca, ascendiendo entre colinas, en la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga. ¡San Baudelio! Como buen gourmet, es difícil no saborear intensamente los ingredientes que conforman este genuino y auténtico plato fuerte.

Trato, por un instante, de imaginarme esos cerros pelados; esas colinas, con sus solitarias quebradas que se extienden hasta el infinito, y por un instante -posiblemente igual de breve que el tiempo de vida de una cerilla- el paisaje se transforma en un bosque tupido; inconmensurable; sobrenatural. Hay una estrella -posiblemente la estrella Polar- que señala el lugar donde hombres santos y eremitas buscan la Luz de Dios en lo más recóndito de su corazón.

Después, imagino ver, en la parte más baja del cerro, aproximadamente donde ahora se encuentra la carretera, una senda forestal, por la que huye despavorida la caballería sarracena, derrotada por el empuje incontenible de los reinos cristianos en expansión: entrechocar de espada y cimitarra; relinchos de caballos; gemidos de agonía; enfrentamiento fratricida de culturas...

Un ruido de pisadas en la gravilla del camino, convierte mi ensoñación en frágiles pompas de jabón, que no tardan en estallar y desaparecer al entrar en contacto con la realidad. Se trata del guarda de San Baudelio, que se acerca cansino, a desgana, con su rostro adusto y aburrido, posiblemente hastiado de abrir la puerta de la ermita a gente que -en su opinión- no valora en realidad semejante maravilla. Tal vez sienta celos de compartir con alguien una obra de arte que en su momento, algunos vecinos no supieron conservar, y hoy languidecen de nostalgia -cuál emigrante- al otro lado del Atlántico.

No son pocas las veces que me he acercado a San Baudelio y siempre me ha llamado la atención este señor, un caso atípico de introversión en la provincia; tan poco complaciente a la hora de permitir la subida de los escalones que llevan al coro, como acceder a consentir la utilización del ’flash’ en la cámara, que poco o ningún daño puede hacer ya a unas pinturas que no existen; tan buen buscador, sin embargo, de excusas formales, en las que siempre tiene la culpa el ’director’, y que me recuerda el fósil antediluviano que continúan siendo los organismos oficiales de este país, y que apenas han cambiado desde los tiempos de Mariano José de Larra y su famosa crítica del ’vuelva Vd. mañana’. Su parquedad de palabras, así como la ausencia de cualquier gesto de benevolencia que, en lugar de hacer la visita un acontecimiento digno del lugar sublime en el que te encuentras, consigue que en el fondo -y por respeto al espíritu sagrado del lugar- humilles la cabeza hacia el suelo como los bueyes, acortando el tiempo que pensabas permanecer en el interior, impregnándote con la esencia del lugar, sabedor que, un minuto más en su compañía, puede significar una retirada de puntos en el carnet particular de tu educación.

De retorno a la arteria principal, con un agridulce sabor de boca, el camino continúa hasta Caltojar, distante apenas un par de kilómetros del oasis de San Baudelio. Parten de este punto, otras dos pequeñas arterias: la de la izquierda, lleva a Bordecorex y a la atalaya islámica de La Veruela; la de la derecha, se adentra en el corazón de Caltojar, donde se yergue, sólida y espléndida como una montaña, la iglesia románica de San Miguel Arcángel.

Este paladín celestial, guerrero y juez, ángel psicopompo equivalente al Anubis egipcio, preside el pórtico de entrada de este interesante templo románico, quizás uno de los más importantes de la región, habida cuenta de que los que existían en Berlanga, constituyen hoy día el armazón fundamental de la Colegiata de Nª Sª del Mercado.

La arquitectura de Caltojar -común a la de muchos pueblos de la provincia- combina las tosquedad añeja de las casonas de adobe y piedra con sabor a tradición, con esa otra fría idiosincrasia que tienen las edificaciones rurales modernas, que tienden a elevarse en varias plantas, estrechas y cubiculadas como juncos, aprovechando hasta el último centímetro de terreno. Por eso, no resulta extraño ver conjuntado un estilo con otro, como si de las piezas de un irregular puzzle inmobiliario se tratara.

Dejo atrás Caltojar, cuando las primeras gotas de lluvia comienzan a caer, sin cruzarme con nadie en mi camino de regreso a Berlanga, y aún me queda ruta por hacer. Atrás quedan, también, el castillo y las murallas, así como el desvío hacia el mundo pétreo, espectacular y fantástico de Tiermes.

Unos metros más allá, y antes de llegar al rollo gótico o picota donde antiguamente se llevaban a cabo los castigos populares, me desvío por un camino rural, sin asfaltar, que, atravesando extensas llanuras donde en ésta época del año predomina el color verde esmeralda de la hierba en pleno desarrollo, conduce hasta el pequeño pero interesante pueblo de Aguilera. El trayecto es relativamente corto, aproximadamente dos kilómetros, durante los que nunca tienes la sensación de encontrarte aislado -sensación común a otros lugares de la región- pues incluso en la distancia siempre tienes como referencia el espectacular promontorio bajo el que se asienta, así como el obelisco -enhiesto como un mástil- de la iglesia románica de San Martín, un curioso exponente de la arquitectura religiosa y rural del siglo XII.

Se comenta que Aguilera fue tierra de templarios, aunque sea difícil encontrar evidencias claras que así lo demuestren, si exceptuamos, como reseña, la curiosa estructura cubicular de la iglesia, que pudiera tener alguna relación. Visto desde el elevado lugar sobre el que se asienta la iglesia -cuando no a través de los arcos de ésta, lo que garantiza, además, la visión de un paisaje espectacular- el pueblo conforma una piña de casas agrupadas que, de alguna manera, recuerda la distribución de los antiguos castros celtíberos. Por supuesto, pasado y presente se hacen el relevo, siempre y cuando no lejos de algunas casas en ruinas, se levantan los cimientos de nuevas construcciones que, a no tardar mucho, irán sustituyendo la morfología de un pueblo con genuino sabor a tradición.

Son de destacar, por otra parte, sus bodegas, que, en forma de cuevas o subterráneos, se adentran en el corazón de la colina. Con la grata sensación del humo proveniente de una chimenea -sobre todo ahora que la lluvia comienza a caer con más intensidad- que me recuerda el calor entrañable de un hogar, abandono un lugar que, con o sin templarios, aún mantiene vivo un añejo e inolvidable sabor a tradición. Con un agradable sabor de boca, pues, dejo atrás la Tierra de Berlanga, y sin importarme la lluvia que cae, me dirijo hacia la Tierra de Osma, y más allá, aún, a San Esteban de Gormaz. Pero claro, eso forma parte de otra historia.


Foto de Abanco en Internet


Cambios de nombre

A través de una valiosa información del Berlangués de Osnabrück, localizamos el decreto, publicado en la Caceta de Madrid, el día 2 de julio de 1916, en el que se daba cuenta de los cambios en la toponimia de pueblos y ciudades con nombres iguales.

Con estos cambios de denominación, la Sociedad Geográfica, encargada del estudió previo, perseguía la desaparición de la extraordinaria y lamentable confusión originada por el hecho de existir entre los 9.266 ayuntamientos que constituyen la Nación, más de 1.020 con idénticos nombres. Entre los criterios utilizados se hablaba de procurar no alterar los nombres de las poblaciones con más entidad, tener en cuenta los antecedentes históricos para que el calificativo no fuera arbitrario y dar predilección a las palabras que expresan nombre de corriente de agua, montaña, territorio o particularidad geográfica.


En la siguiente relación están los pueblos de la provincia de Soria que adaptaron sus nombres, en la que aparece Rebollo, que a partir de esa fecha se llamaría Rebollo de Duero (la foto de arriba es de los últimos niños que tuvo su escuela, en 1970).

  • Aguaviva, se llamará Aguaviva de la Vega
  • Almenar, se llamará Almenar de Soria
  • Arcos, se llamará Arcos de Jalón
  • Ausejo, se llamará Ausejo de la Sierra
  • Bocigas, se llamará Bocigas de Perales
  • Canredondo, se llamará Canredondo de la Sierra
  • Carbonera, se llamará Carbonera de Frentes
  • Castejón, se llamará Castejón del Campo
  • Espeja, se llamará Espeja de San Marcelino
  • Esteras de Lubia o de Soria, se llamará Esteras de Lubia
  • Frechilla, se llamará Frechilla de Almazán
  • Fuentelsaz, se llamará Fuentelsaz de Soria
  • Herrera, se llamará Herrera de Soria
  • Langa, se llamará Langa de Duero
  • Ledesma, se llamará Ledesma de Soria
  • Matanza, se llamará Matanza de Soria
  • Monteagudo, se llamará Monteagudo de las Vicarías
  • Montuenga, se llamará Montuenga de Soria
  • Portillo, se llamará Portillo de Soria
  • Póveda, se llamará Povédola
  • Rebollo, se llamará Rebollo de Duero
  • Retortillo, se llamará Retortillo de Soria
  • La Revilla, se llamará La Revilla de Calatañazor
  • San Andrés de Soria o de Almarza, se llamará San Andrés de Soria
  • Serón, se llamará Serón de Nájima
  • Tardajos, se llamará Tardajos de Duero
  • Torrubia, se llamará Torrubia de Soria
  • Valdelagua, se llamará Valdelagua del Cerro
  • Valdemoro, se llamará Valdemoro de San Pedro Manrique
  • La Vega, se llamará La Vega y Lería
  • Viana, se llamará Viana de Duero
  • Los Villares, se llamará Los Villares de Soria
  • Villaverde, se llamará Villaverde del Monte.

Berlanga sin cura

A mediados de 1853 había plazas vacantes de cura en Berlanga y otros pueblos de la diócesis de Sigüenza, a la que hemos pertenecido hasta 1955. En la Gaceta de Madrid del 9 de julio de ese año aparecía este curioso anuncio de oposición para cubrirlas, con la descripción de las pruebas que deberían pasar los aspirantes. La orden parte de Don Joaquín Fernández Cortina, que ocupó el obispado entre 1847 y 1854, siendo el obispo numero 82 según el cronista Minguella.

OBISPADO DE SIGUENZA.

Nos, D. Joaquin Fernandez Cortina, por la gracia de Dios y de la Santa Sede apostólica, Obispo de Sigüenza, caballero gran cruz de la Real Orden de Isabel la Católica &c.

Hacemos saber que en este nuestro obispado se hallan vacantes diferentes curatos que se han de proveer, como haya lugar, en concurso general, y los que vacaren pendiente el próximo que indicamos por el presente edicto, según el santo concilio de Trento, Bulas apostólicas, art. 26 del Concordato, y sin perjuicio de lo que se resuelva en el futuro arreglo parroquial.


Son entre otros el de Adobes, Aillón (Santa María), Alcoroches, Almazán (San Pedro), Baraona, Barcones, Berlanga, Corral de Aillón, La Cabrera, Mandayona y su anejo Aragosa, Mazarete, Medinaceli con sus anejos Lodares y Corbesín, Pelegrina, Ruguilla y Sienes.


Por tanto las personas que quieran hacer oposición, teniendo las cualidades necesarias, comparezcan por si o por procurador ante el infrascrito secretario dentro del término único y perentorio de cuarenta días que correrán desde el de la fecha y cumplirán el 15 de agosto.


Los opositores han de presentar su partida de bautismo, certificaciones de estudios, títulos de grados literarios, ordenes y cualesquiera documentos conducentes; y los de fuera de la diócesis letras testimoniales de sus ordinarios. Los regulares exclaustrados o canónicamente secularizados exhibirán especial habilitación apostólica, y los no tonsurados la nuestra para obtener curato.


Vencido el termino señalado y ocho días más, darán principio los exámenes, consistentes en la versión escrita dentro de una hora del punto de latinidad que se les dictará, y en la respuesta y explicación de cuatro cuestiones de teología moral, deducidas por suerte, que darán también por escrito en idioma latino dentro de tres horas, cuyos ejercicios han de tener lugar en el primer día. En el segundo e igual termino de tres horas, los aspirantes han de escribir en castellano una Homilía sobre el texto de los Santos Evangelios, que asimismo se extraiga por suerte, desempeñando estos trabajos sin auxilio de libros ni de persona alguna. En los días sucesivos, cada opositor sufrirá separadamente otro examen verbal de 20 minutos acerca del punto, cuestiones y plática enunciadas, o de lo que oportuno estimen los examinadores. Censurados que sean por estos los ejercicios con lo demás que convenga, procederemos a lo que corresponda en justicia y nos parezca mas conforme al servicio de Dios nuestro señor y de las parroquias.


Dado en Sigüenza, a 6 de julio de 1853

Joaquín, Obispo de Sigüenza.


Por mandado de S.E. Ilma. El Obispo, mi señor, Manuel Batanero, secretario.


El arciprestazgo de Berlanga lo formaban todas las aldeas de la Tierra excepto tres que pertenecían a la diócesis de Osma: Brías, Morales (anejo de la parroquia de Recuerda) y Bayubas de Arriba (Anejo de la de Valverde de los Ajos). Brías y Morales eran del arciprestazgo de Gormaz, y Bayubas de Arriba del de Osma. La villa de Rello tambien formaba parte del arciprestazgo de Berlanga, aunque desde el siglo XVI perteneció al señorio del Conde de Coruña.

En la foto, el seminario de Sigüenza, convertido en un cascarón vacío, tras la querra civil de 1936

El petróleo

En 1929 la compañía "La Geofísica, S.A." efectuó trabajos gravimétricos y sísmicos en terrenos de Berlanga y del Burgo de Osma para determinar si había petróleo en el subsuelo, y parece que lo había pero que con los medios de la época, el coste de su extracción no dejaríamucho márgen a los beneficios.

También en la década de 1940, la Compañía de Investigaciones y Explotaciones Petrolíferas obtuvo permiso para realizar exploraciones en varios términos municipales del sur de la provincia: El Burgo, San Esteban, Valdenebro, Quintanas de Gormaz, Recuerda, Berlanga, Bayubas de Abajo, Tajueco, Fuentepinilla, Centenera y Velamazán. Esta vez la busqueda fue más minuciosa pero los resultados igual de insatisfactorios, hasta que una década después, en 1952, la empresa renunciaba a seguir explorando.

Tampoco en esto la Diosa Fortuna estuvo de nuestra parte, que si no ahora no estaríamos hablando de despoblación ni de derrumbamientos. Lo que nos hubiera cambiado la vida con los petrodólares...

Banda sonora: Gia ena tango de Haris Alexiou. Cortesía de esnips. Foto vista en Cienciados.

18 de noviembre de 2010

10 de marzo de 1535

Por su fama de dialogante, el rey de España encomendó a Fray Tomás para que pusiera paz en las disputas territoriales entre Pizarro y Diego de Almagro, cosa que no consiguió más que de palabra, porque no eran españoles de palabra, les podía la ambición y liaron una guerra civil que ocasionó muchos muertos incluidos ellos mismos.

El pobre Fray Tomás partió en barco desde su obispado de Panamá, para entrevistarse con los conquistadores. En el trayecto por el Pacífico atravesó una zona de calmas y la nave fue arrastrada hacia occidente por las corrientes marinas. El contratiempo del retraso en llegar al Perú se vió compensado con el descubrimiento de unas islas desconocidas plagadas de animales exóticos que no temían al hombre, pues no lo habían visto nunca. Habían llegado Fray Tomás y su séquito a las Islas Galápagos.

En la Academia Cajander se cuenta el evento y la historia de Fray Tomás, con muchos enlaces y fotos.

Fue un 10 de marzo de 1535, hace 475 años

La (DES)población

Poblacion de la parte Berlanga, según datos del Instituto nacional de estadística, referidos al año 2007:

ABANCO 1
AGUILERA 22
ALALO 28
ANDALUZ 23
ARENILLAS 28
BARCONES 33
BAYUBAS DE ABAJO 206
BAYUBAS DE ARRIBA 54
BERLANGA DE DUERO 862
BORDECOREX 15
BRIAS 29
CABRERIZA 0
CALTOJAR 69
CASILLAS DE BERLANGA 8
CIRUELA 24
ESTACION 6
FUENTE TOVAR 17
HORTEZUELA 24
LA RIBA DE ESCALOTE 23
LUMIAS 11
MORALES 50
PAONES 4
REBOLLO DE DUERO 32
RELLO 31
VALVERDE DE LOS AJOS 10
VELAMAZAN 65
Total

1675

Agua corriente

El 21 de septiembre de 1960 la Dirección general de obras hidráulicas adjudica las obras de abastecimiento de agua en Berlanga al contratista Don Ramiro Lahoz Abad, que se compromete a ejecutarlas por 1.097.000 pesetas. Treinta y tantos meses más tarde, todas las casas del pueblo disponían de sus particulares espitas por las que salía un agua corriente de primera calidad, tras efectuar un pequeño giro de la llave. De cómo era la vida antes de este milagroso suceso no les puedo decir mucho, pues no había nacido. Lentamente fueron cayendo en desuso los utensilios que habían servido para transportar el agua desde las fuentes, las pilas de lavar, los cántaros, los jabones caseros que se hacían con sosa y aceite reciclado...

Comenzó tambien el lento abandono de los lavaderos públicos de la Puerta de La Hoz, que habían sustituido a otros más antiguos que había junto al manantial de la Arboleda. Es cierto que en estos lugares bullía la vida, porque el agua limpia tiene la propiedad alquímica de provocar alegría y que los lavaderos eran sitios mas bulliciosos, sicalípticos y escatológicos que las tabernas. Ahi está desde entonces el edificio, al que no se ha sabido encontrar un fin adecuado, y donde no quedaría mal una fábrica de jabón artesano.

Almanzor, El Victorioso

Vers le mois d'août 989, Al-Manzor se porta de nouveau sur la Castille, et s'empara, dit Rodrigo de Toledo, d'Aranda de Duero et Alcubilla. Il destruisit Valeranica, aujourd'hui Berlanga. Cette même anée, les puissances chretiennes, Don Bermudo de León, Sancho Abarca, et le comte García Fernández de Castilla, honteux et alarmés de voir les frontieres de Léon et Castille et tout le cours du Duero, dégarnis de défense, les places détruites par un enemi puissant et acharné; convinrent de former une ligne offensive et defensive.
(Vicomte de Belsunce. Histoire des Basques)
Muhammad ibn Abu Amir nació en Torrox (938) y murió en Rello (1002). De familia terrateniente yemení establecida en la comarca de Algeciras desde la conquista musulmana de la Hispania visigoda. Su abuelo fue médico y ministro de Abderramán III. Estudió Derecho y leyes en Córdoba y, durante el califato de Al-Hakem II, ocupó importantes cargos administrativos, como los de director de la ceca (967) o intendente del ejército del general Galib (972).
En 976, la prematura muerte de Al-Hakem II, situó al frente del califato de Córdoba a Hisam II, un niño de once años, lo que aprovechó Almanzor, decidido y ambicioso, para hacerse con el poder. Este mismo año fue designado tutor del joven califa, con la ayuda de la madre de éste, Subh, una cautiva vascona que probablemente era su amante.

Dos años más tarde, en 978, ya tras haber convertido a Hisam II en una marioneta política y postergado a personajes tan influyentes como al-Mushafí y Galib, Almanzor se hizo nombrar hayib, una especie de primer ministro, con lo que consiguió autoridad absoluta sobre todo el territorio hispanomusulmán. Se hizo construir el lujoso palacio de Al-Rusafa y se casó Asma, una hija de Galib que se convertiría en su enemigo y al que acabaría derrotando y ejecutando en la Batalla de Torrevicente. Cuentan las malas lenguas que Almanzor envió a Asma la cabeza de su padre.
Al frente del ejercito, decidió expulsar a la mayor parte de los mercenarios eslavos que se habían convertido en una casta de privilegiados, y sustituirlos por unos 20.000 beréberes, reclutados por él mismo en el norte de África, medida que le proporcionó una enorme popularidad. Asimismo, emprendió una profunda reestructuración de sus tropas con el propósito de acabar con su conflictiva organización tribal, dispersando a los cabecillas de cada familia.

Dotado de una personalidad carismática y de un gran talento militar, entre los años 977 y 1002 llevó a cabo un total de 56 campañas en tierras cristianas sin conocer la derrota, razón por la cual recibió el sobrenombre de Al-Mansur (el Victorioso), con el que pasaría a la historia. Se trataba de incursiones rápidas y devastadoras, realizadas en primavera y verano, que tenían por objeto sembrar el terror entre los habitantes de los reinos cristianos. Asoló Salamanca (977), venció a los ejércitos aliados de Ramiro III de León, García Fernández de Castilla y Sancho II de Navarra en las batallas de Gormaz, Langa y Estercuel (977) y en la de Rueda (978), saqueó Zamora (981), Barcelona (985), arrasó Coimbra (987), León (988), Berlanga (989), Osma (990), Astorga (997) Pamplona (999) y San Millán de la Cogolla (1002).

Su gesta más memorable se produjo el 11 de agosto del 997, cuando destruyó Compostela, respetando sólo el sepulcro del apóstol y obligó a los cautivos cristianos a trasladar a hombros las campanas de la catedral y las puertas de la ciudad hasta Córdoba. Cinco años más tarde, de regreso de una expedición contra San Millán de la Cogolla, cayó enfermo y murió en la Torre del Quiñón, entre Bordecorex y Rello, el 10 o el 11 de agosto de 1002, camino de Medinaceli, capital del norte de Al-Andalus, donde reposa.

En su dilatado mandato, Almanzor alcanzó el prestigio de un elegido, convirtiéndose en un mito viviente. A su muerte el califa nombró hayib a su hijo predilecto Abd al-Malik, quien sin llegar a las hazañas de su padre fue un administrador eficiente y un inteligente jefe militar.

Sombras paralelas

Entre febrero y marzo de 1994 se rodó otra película en Berlanga, mucho menos famosa que las anteriores, y que tuvo un corto recorrido en las carteleras a pesar de las buenas críticas y de haber sido presentada en el Festival de cine de Sitges. La dirigió Gerardo Gormezano y está basada en la novela del mismo título de Vicente Muñoz Puelles. Director y novelista elaboraron conjuntamente el guión. Entre los actores estaba una espléndida Emma Suárez que dejó muy grato recuerdo entre los que participaron como extras, por su belleza y simpatía.

En la novela de Muñoz Puelles, dos hermanos siameses viven unidos para siempre, desde su nacimiento en una isla de Hawai hasta su último refugio en un pantano de Luisiana. Una noche muere uno de ellos, y mientras el otro vela el cadáver y la lenta corrupción de su propio cuerpo, escribe la azarosa historia de dos seres destinados, por su naturaleza monstruosa, a no ser nunca lo que son realmente. Raptados muy jóvenes por un marino inglés para exhibirlos, son secuestrados otra vez, mientras se trasladan a Europa, por el emperador de Siam, coleccionista de rarezas humanas. Tras toda suerte de hazañas consiguen finalmente llegar a Londres, donde se ganan la vida exhibiéndose en extraños ejercicios y despues a los Estados Unidos. Mientras accede al umbral de la muerte, el autobiógrafo revive todos los personajes que fue o pudo ser y, al igual que el dios Proteo, descubre que, al convertirse en cualquiera, en realidad no es nunca nadie.


Abundante de cebolla

De las propiedades de esta popular liliacea que desde antiguo se viene relacionando con nuestro pueblo y sobre todo con las mujeres de nuestro pueblo, se habla ampliamente tal que aquí.

17 de noviembre de 2010

Palomares

Yo tenía un palomar
lleno de palomas blancas
con una alberca de mármol
rebosante de agua clara

(anónimo)

Ponen las palomas tres veces al año cuando menos: la primera en el mes de marzo, y la última en el de agosto. Ponen dos huevos cada vez, con el intervalo de un día entre el uno y el otro; y cuando se aproxima la época de poner, el macho elige el nido, y el y la hembra se ocupan en guarnecerlo de paja o de hojas secas. Puestos los dos huevos comienza la hembra a cobarlos, y continua en hacerlo durante diez y siete o diez y ocho días, que tardan a salir los palominos, manteniéndose sobre los huevos desde las tres de la tarde hasta las once de la mañana, a cuya hora sale del nido excitada de la necesidad, y es reemplazada por el macho hasta que regresa.

Por lo común nacen siempre de los dos huevos un macho y una hembra, y desde el momento que ven la luz, reciben de sus padres los cuidados mas tiernos y afectuosos, y un alimento conveniente y proporcionado al estado de sus fuerzas, comenzando por una especie de caldo medio digerido en el estómago de sus padres, y acabando por un alimento en su estado natural, sin ninguna elaboración, hasta que pudiendo ya bastarse a si mismos, son abandonados de sus padres para ocuparse en la procreación de otros hijos.

La época mas conveniente para comer los palominos es cuando se acercan a la edad de un mes, y viven todavía de lo que sus padres les ponen en el pico, porque desde que comienzan a comer por si mismos pierde su carne la delicadeza y finura que la caracteriza.

Desde el mes de noviembre hasta el de febrero deben las palomas recibir en el palomar el alimento que necesitan, y lo mismo en tiempos de lluvia o tempestad, porque en dichos meses no pueden encontrarlo en los campos, y cuando el tiempo es malo, no quieren salir del palomar aunque el hambre las atormente (...) Debe dárseles el alimento cerca del palomar en un lugar limpio y retirado, por la mañana y por la tarde, y nunca al mediodía, por ser la hora en que hacen la siesta.

De todas las aves domésticas ninguna manifiesta tanta afición a la limpieza como la paloma, habiéndose visto no pocas veces desertar todas de un palomar a causa de su suciedad y mal olor; por esto conviene barrerlo y limpiarlo por lo menos cada dos meses, cuidando de no levantar polvo, que fatigaría a las palomas que se hallan en el nido. Tambien es necesario arrojar fuera del palomar las palomas muertas o demasiado enfermas, para impedir que su presencia vicie el ambiente. La precaución de dar dos golpecitos a la puerta ante de abrirla es muy oportuna para no sorprender y asustar a las palomas.

(Novísima guia de labradores, jardineros, hortelanos y arbolistas, o tratado práctico de agricultura y economía rural, conforme a los últimos adelantos hechos en esta ciencia y a las mejores prácticas agrarias de las naciones mas adelantadas de Europa, por Don Agustín de Quinto. Año de 1861)

Los palomares tuvieron desde la antiguedad un lugar privilegiado en la economía rural. Las palomas se emplearon como alimento y el guano era un cotizado abono para el campo. Hasta el siglo XVIII poner un palomar estaba reservado a los señores y era un signo exterior de riqueza.

Todos los de nuestra comarca están en ruinas o abandonados (espero que alguien me corrija). Uno de los defectos o virtudes, según se mire, de este blog es su afan de inventariarlo todo, de poseer un catálogo completo del patrimonio arqueólogico y artístico, tarea ingente o liviana, según se mire, según las manos que se empleen en la tarea. Fotos, solo tengo de estas dos, y una no es mía, asi que me queda bastante tajo.

Nos enteramos por el vecino Juan Carlos que en Medinaceli, el Ayuntamiento ha incluido una nevera arabe en el itinerario turístico por la villa; solo ha tenido que adecentarla un poco, limpiar el entorno y poner un cartel informativo. ¿A la de Berlanga cuando le va a tocar?

Alguien convoca las ruinas

(poema de Concha Zardoya)
  • Alguien convoca las ruinas
  • cara a cara y desde dentro
  • Uno a uno cita nombres
  • altos, rotundos y fieros:
  • Torija, Atienza y Embid,
  • Pelegrina, Palazuelos,
  • Anguix, Cifuentes, Jadraque,
  • de Salvanés Villarejo,
  • Calatañazor, Buitrago,
  • Gormaz, Berlanga de Duero,
  • San Martín, Uclés, Zorita
  • de los Canes y, en Toledo,
  • Oropesa y Escalona;
  • Manzaneque ¡ay! su viento
  • Orgaz del Conde, Novés;
  • Cuellar, Pedraza, Turégano,
  • Coca, en Segovia...
  • Las ruinas
  • dejan su polvo en el suelo,
  • dejan su hastío y paciencia,
  • dejan su paz y su sueño.
  • Marchan, compactas, en masa.
  • Marchan, sin hombres, ardiendo
  • hacia un futuro de luz,
  • por los caminos sedientos.
  • Marchan sin sombra. Adalides
  • de otros siglos, de otros tiempos,
  • cabalgan por toda España,
  • con ellas, en gran silencio.
  • Ruinas se suman a ruinas...
  • ¡Todas son castillos nuevos!
  • Contra la muerte, la honra
  • las convoca el honor viejo:
  • Torija, Atienza y Embid,
  • Pelegrina, Palazuelos...
La foto es de la atalaya de Bayubas

Hortezuela

Navegando sin rumbo, encontramos este blog llamado Viaje continuo, en el que hay una entrada sobre Hortezuela, donde tendremos que hacer un Stop, porque tuvo un convento sanjuanista del que queda solamente la iglesia, en la que dicen había un privilegio para escuchar la misa sin bajarse del caballo.

La entrada tiene muy buenas fotos y el encuentro casual con un ciervo

Palacio de Brías

En Brías tambien encontramos iglesia y palacio contruidos por los Aparicio, aunque aqui son algo anteriores en el tiempo. El palacio renacentista es de 1694, mas grande que el de Abanco, fue costeado por Juan de Aparicio y Navarro, que había nacido en este pueblo y llego a ser presidente del consejo del Reino, además de rector de las universidades de Santiago y Valladolid sucesivamente y también obispo de Leon y Lugo. El palació se encontraba bastante decrépito hasta que un matrimonio foraneo lo convirtió en Casa rural, tras la intervención de reputados artesanos de la provincia. El edificio y el pueblo, no hace falta decirlo, salieron ganando.

El caso de Brías es original dentro de las Comunidades de Villa y Tierra, ya que perteneció a dos a la vez. Cada siete años y por sorteo la mitad de los vecinos quedaban adscritos a la jurisdicción de Berlanga y la otra mitad a la de Gormaz. Hay un caso parecido en la provincia, el de Valdelagua del Cerro que tambien pertenecía a dos alfoces, Soria y Agreda; solo que en este caso el límite lo marcaba la calle principal.

En el pueblo además de la iglesia de San Juan y el Palacio, tambien hay una ermita en ruinas llamada de la Virgen de la Calzada, en un entorno de mucha humedad que no presagia nada bueno si no pone remedio el Plan Romanico Sur, junto a un manantial que llaman romano y los restos de la calzada romana que le da nombre. La imagen romanica de Virgen con el Niño se guarda en la iglesia grande. El niño lleva una corona, y hasta hace pocos años tambien la llevó la virgen, hasta que algún clérigo decidió cambiarla de sitio, esperamos que provisionalmente. Esta fue la iglesia del pueblo y al construir la nueva se convirtió en cementerio. Tambien en lo que fue la fragua se podía ver hasta hace poco un sarcofago medieval donde el herrero templaba los cuchillos y las rejas.

En el termino se encuentra la famosa Sima de Brías, de mas de cuarenta metros de profundidad, de la que dijo Madoz que era una espaciosa y dilatadísima cueva en la que se ven innumerables petrificaciones y raras y graciosas figuras formadas por infiltraciones del agua. Y tambien, en el paraje de La Torre, junto al manantial del Pozo de La Colmena, los escasos restos de un pueblo abandonado a consecuencia de una plaga de hormigas: Navacerías

Palacio de Abanco


Siguiendo con la relación de los palacios de la Comarca, iniciada con el de los Marqueses de Berlanga, que en su época debió ser el mas suntuoso de todos ellos, le toca ahora el turno al de Abanco, pueblo de los más aislados y menos poblados de la zona, lo que no quita que tenga un patrimonio espléndido que incluye un tempo barroco descomunal y los restos de una atalaya musulmana.

Es un edificio cuadrangular de sillería, de principios del siglo XVIII, aislado, situado frente a la iglesia. Tiene en el frontis los escudos de sus propietarios, las familias Martínez y Aparicio, que no fueron capaces de terminarlo, dejando la planta baja totalmente hueca. En el interior tiene una sobria escalera de piedra de dos tramos. El arquitecto fue Alonso Martínez de Ochoa, el mismo que construyó la iglesia. Parece ser que vino a sustituir a una casona de una sola planta con extensos corrales, donde vivía esta familia de hidalgos dueña de gran hacienda. Tenía esta primitiva mansión blasones en la fachada, y tras la mudanza al palacio nuevo fue conocida como ermita de Santa Gertrudis. No queda de ella ningún rastro esclarecedor.

Con la desaparición de sus moradores, el palacio pasó a manos del Concejo, que se instaló en sus muros, y el amplio espacio restante se dividió entre la fragua y la escuela; quedando sitio para almacenar grano y para jugar al frontón. La despoblación supuso el abandono total del edificio hasta que a finales del los 70 el tejado cedió por dos de sus apoyos y estuvo a punto de venirse abajo. Con la anexión a Berlanga, su ayuntamiento lo puso a subasta y los compradores lo restauraron en los años 90 con muy buen criterio. Abanco es un pueblo con nombre ibero, en medio de un paisaje paradisiaco, con por lo menos dos mil años de ocupación humana, haciendo equilibrios para sobrevivir y en el que uno tiene la sensación de que está todavía todo por hacer.

Cees Nooteboom

A propósito de la controversia suscitada en anteriores entradas, con respecto a algún que otro camino heterodoxo a Compostela, acabo de leer con verdadero deleite un libro llamado El desvío a Santiago, escrito por el señor de la foto, brillante escritor holandés que en las primeras páginas declara su amor incondicional por España

...tengo la sensación de que el carácter y el paisaje españoles están en consonancia con "aquello que me incumbe", con cosas conscientes e inconscientes de mi ser, con quien yo soy. España es brutal, anárquica, egocéntrica, cruel; España está dispuesta a ponerse la soga al cuello por disparates, es caótica, sueña, es irracional. Conquistó el mundo y no supo que hacer con él, está enganchada a su pasado medieval, árabe, judío y cristiano, y está allí con sus caprichosas ciudades acostadas en esos infinitos paisajes vacíos como un continente que está unido a Europa y no es Europa...Es un amor para toda la vida, nunca termina de sorprenderte.

El autor tiene la idea de volver a Santiago; reconoce que el camino francés fue un importante nexo entre la España cristiana y el resto de Europa; una verdadera inyección de civilización y de europeismo; sin embargo, a las primeras de cambios, siguiendo el camino del corazón, empieza a hacer giros insospechados y desvía su propósito inicial parta llegar a Veruela, a Silos, Sigüenza, San Baudelio; El Burgo de Osma, Chinchón, Teruel, Almagro, Guadalupe... En cada lugar despliega su enorme conocimiento de la historia y nos ofrece deliciosos pasajes de buena literatura y de cosas que también a nosotros nos incumben.

En uno de los capítulos, el viajero se encuentra de sopetón con el silencio - seguro que sabéis de lo que estoy hablando- cuando uno baja del coche en el trayecto de Sigüenza a Berlanga, sesenta kilómetros de mala carretera, en los que es fácil que uno no se encuentre a ningún ser humano en el camino, ni una tienda, ni una farmacia...

Es un silencio extraño que no había experimentado nunca antes. No había sonido de animales, ni siquiera el vuelo de un pájaro, sólo el viento que arrastra el aire cálido sobre la llanura y toca los cuchillos de estas plantas resecas. Pero ese sonido también es silencio...No puedes seguir diciendo que este paisaje está vacío, aunque sea así. Tal vez a mi me llame mas la atención porque vengo de un país que está enfermo de exceso de población, pero no deja de herirme. Estaría mal dicho si no fuera precisamente lo que quería decir: me hiere, como un golpe o un disparo;... esa falta de objetos fabricados, esa ausencia de movimiento. Es como si esta extensión solo pudiera expresarse a través de algo que conociera la misma inmensidad: el tiempo.

También se para en San Baudelio, y hace una reflexión que es una denuncia en toda regla:

Estos cuadros contaban una historia a los hombres que venían a la iglesia y que no podían leer. Las imágenes estaban allí para ser adoradas, para suplicar algo. Ahora están en salas, acompañadas por otras imágenes del mismo estilo y colocadas en fila. La historia en los cuadros ha perdido ya para la mayoría de los visitantes su significado, ahora cuenta solo la forma. La religión se convierte en arte, el significado se convierte en forma, las historias se convierten en imágenes que solo se significan a si mismas. El observador del siglo XX ve una historia que ya no puede leer, porque está ciego para ella.

Pinchando en el título del libro se accede a un breve pero interesante estudio de María José Calvo González. A propósito, ¿no les suena la cara de este paisano? Juraría que lo he visto tomándose un vino en el bar del Pocho.

El Quintanar. Una villa romana en Bayubas

El yacimiento esta ubicado en una zona en pendiente, en el valle que forma el rio Bayubas, en el término de Bayubas de Abajo. El valle y una carretera limitan el yacimiento por el este. El limite norte viene determinado por una elevaciones rocosas denominadas los Castillejos. Considerando las pendientes inmediatas al río y el estrecho fondo del valle que apenas llega a los quinientos metros, dedicados al labrantío, el paisaje es dominado por el bosque natural y el de repoblación, con fines de explotación forestal. El río Bayubas desemboca en el Duero a escasos cinco kilómetros al sur.

Este yacimiento fue conocido en 1963, en el transcurso de prospecciones realizadas por Carmen García Merino; en aquel momento se pudieron dibujar varios muros, cuyos basamentos eran de opus incertum, y la parte superior de cal y canto en unos casos, y en otros completamente de piedra; conservándose algunas paredes hasta una altura de mas de un metro. Incluso se constata la existencia de una puerta enmarcada por sillares, que median un metro por setenta centímetros. La intervención arqueológica se realizó en dos zonas; en la primera se distinguen dos niveles de construcción, separados por un manto de cenizas, carbones, adobes quemados etc., que hacen pensar en un incendio o una destrucción intencionada de la villa. Para el primer nivel se da una cronología entre finales del siglo I y principios del III a través de la abundante cerámica indígena y algunos fragmentos de sigillata. Mientras que para el segundo nivel se indica una duración de finales del siglo III al V, con cerámica sigillata hispánica tardía, cerámica indígena de la segunda época, pasando por algunas imitaciones de productos galo-renanos e itálicos. Los únicos suelos constatados eran de opus signinum.

El Quintanar. 1992

Lám. XXII. El Quintanar, 1992 (Bayubas de Abajo, Soria)

La prospección aérea ha deparado un buen número de alineamientos, que se dispersan por aproximadamente una hectárea. A la vista de los fotogramas se puede estimar que hay dos agrupamientos diferenciados: el que se encuentra en una zona mas elevada de la ladera, donde hay un número mayor de estos, algunos conformando posibles estancias cerradas de formas cuadradas y rectangulares. Aunque la visión es muy incompleta parece que estamos ante una edificación de gran regularidad en su planeamiento, e incluso simetría de al menos alguna de sus partes, como parece demostrarlo la visión de dos aparentes crujías que parecen de igual tamaño, separadas por un espacio vacío de alineamientos. Dentro de estas se aprecia en cada una, una estancia cuadrada de igual tamaño, y simétrica posición espacial.

Una veintena de metros por debajo de la primera edificación se llega a ver dos espacios cuadrados, de diferente tamaño, el mas pequeño sin divisiones interiores, y el mayor, dividido en tres compartimentos. La posición espacial de estas dos construcciones es similar y netamente diferente del agrupamiento situado un poco mas arriba, lo que nos induce a considerar que nos encontramos ante estructuras de edificación claramente diferenciadas.

En las prospecciones de los años sesenta se encontró un hacha de hierro, en paradero desconocido, y por la abundancia de carbon de carrasca, se dedujo que la villa estaba rodeada de monte. En el mismo término de Bayubas de Abajo hay indicios de otra villa romana en el paraje del Piojal. Muy cerca, en Aguilera, tambien se documenta una villa romana, como en Velamazán y Gormaz. Todas en un radio muy corto tuvieron sin duda alguna relación y seguramente también con la pequeña ciudad romana que ocupaba el terreno de la actual Berlanga.

El Quintanar. Fotointerpretación

Fig. 10. El Quintanar (Bayubas de Abajo, Soria). Fotointerpretación.

BIBLIOGRAFÍA

• Garcia Merino, C. "Tres yacimientos de época romana inéditos en la provincia de Soria". BSAA, XXXIII, 1967, pp. 167-200.

• Garcia Merino, C. "Población y poblamiento en Hispania Romana. El Conventus Cluniensis". Studia Romana I, Valladolid, 1975, pp. 306.

• Gorges, J. G. "Les Villes Hispano-Romaines". París, 1979, pp. 397.

• Caballero Zoreda, L. "Arqueología tardorromana y visigoda en la provincia de Soria". Actas I Symposium de Arqueología Soriana. Diputación de Soria, 1984, pp. 433-458.

• Marine, M. "Las villas romanas en la provincia de Soria: Estado de la cuestión". Actas 2º Symposium de Arqueología Soriana, Soria, 1992, pp. 745-764.

• Gómez Santa Cruz, J. "Aproximación al poblamiento rural Hispano-Romano en la provincia de Soria", Actas 2º Symposium Arqueología Soriana, Soria, 1992, pp. 937-956.

• Ficha del Inventario Provincial. Servicio Territorial de Arqueología de Segovia de la Junta de Castilla.

FUENTE

Web de arqueología aérea, a cargo de Miguel Leandro Marcos Álamo