23 de agosto de 2011

¡Que todas las cosas sean bienvenidas!

"Esta bondad intrínseca de la vida es la que hace posible la fiesta y el sentido del humor. A través de la fiesta, ya sea sacra o profana, todas las cosas se reconcilian. Como afirmaba Nietzsche, «festejar es poder decir: que todas las cosas sean bienvenidas». Mediante la fiesta el ser humano rompe el ritmo monótono de lo cotidiano, hace un alto para respirar y vivir la alegría de estar juntos en amistad y la satisfacción de comer y de beber. En la fiesta, el beber y el comer no tienen la finalidad práctica de quitar el hambre o la sed, sino de gozar del encuentro y celebrar la amistad. En la fiesta, el tiempo del reloj no cuenta y al ser humano le es dado, por un momento, vivenciar el tiempo mítico de un mundo reconciliado consigo mismo. Por eso, los enemigos y los desconocidos son ajenos al núcleo de la fiesta, pues ésta supone orden y alegría, la bondad de las personas y de las cosas. La música, el baile, la amabilidad y la ropa especial hacen parte del mundo de la fiesta. A través de tales elementos el ser humano trasmite su sí al mundo que lo rodea y la confianza en su armonía esencial.
Esta última confianza da origen al sentido del humor. Tener humor es tener capacidad de percibir la discrepancia entre dos realidades: entre los hechos brutos y el sueño, entre las limitaciones del sistema y el poder de la fantasía creadora. En el humor existe un sentimiento de alivio ante las limitaciones de la existencia y hasta de las propias tragedias. El humor es señal de trascendencia del ser humano que siempre puede ir más allá de cualquier situación en su ser más profundo y libre. Por eso puede sonreír y tener humor por encima de las formas que lo quieren encuadrar, de la violencia con la que se pretende someterlo. Solamente quien es capaz de relativizar las cosas más serias, aunque las asuma dentro de un compromiso efectivo, puede tener buen humor.
El mayor enemigo del humor es el fundamentalista y el dogmático. Nadie ha visto sonreír a un terrorista o esbozar una sonrisa a un severo conservador cristiano. Generalmente son tan tristes que parecen que fueran a su propio entierro. Basta ver sus rostros crispados. No es raro que sean reaccionarios y hasta violentos.
En última instancia, la esencia secreta del humor reside en una actitud religiosa, aunque esté olvidada en el mundo profano, pues el humor ve la insuficiencia de todas las cosas frente a la Realidad Última. El humor y la fiesta revelan que hay siempre una reserva de sentido que todavía nos permite vivir y sonreír".

Salvemos Numancia

Todos esos proyectos amenazadores, como una negra tormenta, para el paisaje y el alma de Soria, pueden hacerse en otra parte sin ocasionar molestias a nadie.
Además de la ciudad sagrada de Numancia y de los campamentos de Escipión, que también pretendían ahogarla, como ahora, por aquí deambulan los personajes de las leyendas de Becquer, la tristeza que es amor de don Antonio Machado, la eterna estrofa olvidada de Gerardo Diego...
No se dejen engañar con nombres falsos como eso de la ciudad del medio ambiente. Todo lo que se pretende hacer es especular, ganar dinero a costa de emborronar un paisaje milenario que también es un recurso económico con muchos mas derechos que el hormigón, los polígonos, los campos de golf. Todo eso, repito, puede ponerse en cualquier paraje de esta provincia deshabitada en la que vivimos.
Protesten, que a veces si sirve para algo, infórmense, comprométanse con su firma. Los políticos parecen haber perdido la cabeza, pero afortunadamente todavía hay otra sociedad que funciona y que hace saltar las alarmas:
Pinchando AQUÍ , se ve un interesante video de la UNED con el resumen de la situación.
Hay también una web donde se recogen todas las colaboraciones y adhesiones para
SALVAR NUMANCIA. Falta la tuya.
Visto en  El ojo de Soria
Más información:   1    2    3   4    5    6    7    8    9    y  10.  El fotomontaje de arriba, lo encontré aquí

San Roque

En el siglo XVI el símbolo se pierde en aras de la alegoría, desaparece el sentido profundo de las significaciones transcendentes y todo aquello que no es dura, seca y sobria negrura inquisitorial, se convierte en pan de oro, en yesos y estucos que borran la huella de la piedra gótica o románica, y en cristos sanguinolentos, vírgenes generosamente atravesadas por fálicas espadas y santos chorreando sangre o abiertos en canal para inspirar el temor. Incluso se pierde deliberadamente el sentido de los antiguos símbolos. Y cuando se representa a santos viejos que contuvieron el mensaje de la tradición originaria, se tergiversa su significado hasta hacerlo irreconocible. A personajes como san Roque, que se señalaba, en calidad de iniciado, la rodilla izquierda desnuda, se le añade en esa rodilla una llaga purulenta que justifica el porqué perdido de una seña de identidad tradicional y la sustituye por una llamada al horror y a la misericordia, que no a la compasión.
(Juan García Atienza. Guía de los heterodoxos españoles)
San Roque vivió en el siglo XIV, pero no fue hasta el XVI, cuando el papa Gregorio XIII lo hizo santo. La iglesia no podía permitir personajes que se apartaran de la doctrina oficial y la mejor forma de controlarlos era santificarlos y reconstruyendo su doctrina, reciclándola para que se adaptara a la nueva horma.
San Roque era de Montpellier, occitano como San Baudelio. Por aquella tierra se desarrolló la herejía de los cátaros que predicaban la pobreza y la vuelta a la iglesia primitiva y que fue sangrientamente reprimida. Muchos adeptos huyeron a Italia. San Roque también repartió sus bienes entre los pobres y se fue a Italia. ¿Será solo una coincidencia?
La actitud de señalarse la rodilla desnuda significa búsqueda del conocimiento. El perro representa la guía para esa búsqueda. La llaga que se ha añadido o pintado en muchas imagenes corresponde a esa nueva reinterpretación del santo metido en el redil, a esa sobria negrura inquisitorial.
Roque tenía grandes conocimientos de medicina natural, aprendidos de algún maestro de su Languedoc natal, donde era muy corriente acudir a estos curanderos en busca de alivio para las enfermedades. Melampo, el nombre de su perro, era también el de un personaje de la mitología griega con poderes de curación.

Cuando el niño era niño

Cuando el niño era niño andaba con los brazos colgando,

quería que el arroyo fuera un río,

que el río fuera un torrente y que este charco fuera el mar.

Cuando el niño era niño no sabía que era niño,

para él todo estaba animado

y todas las almas eran una.


Cuando el niño era niño no tenía opinión sobre nada,

no tenía ninguna costumbre,

se sentaba en cuclillas,

tenía un remolino en el cabello,

y no ponía caras cuando lo fotografiaban.


Cuando el niño era niño era el tiempo de preguntas como:

¿Por qué yo soy yo y por qué no tú?

¿Por qué estoy aquí y por qué no allí?

¿Cuando empezó el tiempo y dónde termina el espacio?

¿Acaso la vida bajo el sol no es sólo un sueño?

Lo que veo y oigo y huelo,

¿no es sólo la apariencia de un mundo ante el mundo?

¿Existe de verdad el mal y gente que realmente son malos?

¿Cómo puede ser que yo, el que soy,

no fuera antes de devenir,

y que un día yo, el que yo soy,

no sea más ese que soy?


Cuando el niño era niño le costaba tragar las espinacas,

los guisantes, el arroz con leche y la coliflor al vapor,

y ahora come todo, no sólo por necesidad.

Cuando el niño era niño alguna vez despertó en una cama extraña,

y ahora lo hace seguido.

Muchas personas le parecían bellas,

y ahora, sólo en ocasiones, con suerte.

Imaginaba claramente el paraíso,

y ahora, como mucho, lo adivina.

No podía pensar en la nada,

y hoy se estremece ante ella.

Cuando el niño era niño jugaba entusiasmado,

y ahora se concentra como antes

sólo si se trata de su trabajo.


Cuando el niño era niño las manzanas y el pan

le bastaban de alimento, y todavía es así.

Cuando el niño era niño las moras le caían en la mano,

como sólo caen las moras, y asi es todavía;

las nueces frescas le ponían áspera la lengua,

y así es todavía;

encima de cada montaña tenía el anhelo de una montaña más alta,

y en cada ciudad el anhelo de una ciudad aun más grande…

y siempre es así todavía.

En la copa del árbol tiraba de las cerezas

con igual deleite lo hace hoy todavía;

se asustaba de los extraños como todavía se asusta;

esperaba las primeras nieves y todavía las espera.

Cuando el niño era niño

lanzó un palo como una lanza contra el árbol,

y hoy vibra así todavía.

PETER HANDKE

10 de agosto de 2011

Cañón de Torrevicente

Para quien disponga de ese valor en alza que es el tiempo y quiera escabullirse del sopor veraniego, le proponemos un recorrido impresionante de un par de horas por el Cañón que forma el rio Talegones entre Lumías y Torrevicente,  que puede hacerse sin dificultad en cualquiera de los dos sentidos, y en el que a lo largo de casi siete kilómetros nos vamos encontrando en cada curva del camino con ese pais feraz, mágico, humedo y sorprendente que nos escatiman  las guías turísticas, que va cambiando de panorámica a cada paso, siempre encajonado entre paredones rojizos.

Una sinfonía de colores y millones de sonidos que nutren el silencio, nos llevan por entre carrascas, fresnos, mimbreras, chopos, arces o quejigos, encontrándonos manantiales de agua cristalina, escurridizas regaltenas, buitres, aguilas, alcotanes y cernícalos. Nada es improvisado; la biodiversidad es el trabajo constante e incesante  de la naturaleza y del ser humano. Todo es vulnerable, tus pasos alterarán la rutina de este espacio. Procura dejar todo tal como lo encuentres.

En todo el recorrido se encuentran tambien abrigos rupestres con algunos grabados y los que saben mirar estas cosas cuentan que tambien se ven algunos monumentos megalíticos. A un kilómetro y pico de Torrevicente, a la derecha si vamos hacia Lumías, hay un cerro al que llaman Castilviejo, en el que pudo estar el fuerte del que hablan las crónicas, escenario de la Batalla de Torrevicente, donde Almanzor venció a su suegro Galib y de otra batalla en el mes de  julio del 981 donde murió el rey de Navarra, Ramiro Garcés, también luchando contra Almanzor, al que por algo le llamaban El victorioso. No se acaba aqui el guiño a la historia que nos hacen los nombres de los parajes, pues como a 800 metros al noreste de Torrevicente, hay otro cerro llamado El Torrejón.
A finales del verano se recoge el té de risco que nace en las grietas rocosas y que los vecinos toman en infusión contra los dolores de barriga, indigestiones y otros trastornos gastrointestinales, para llamar al sueño o al apetito, aliviar catarros, hinchazones y pequeños males. Es una planta mágica, cuyo nombre culto es Chiliadenus saxatilis o Jasonia glutinosa,  que para que sea provechosa deben recolectarse solamente tallos y flores, cuando estas están secas, cuidando de dejar siempre las raices en su sitio. El recolector debe tener cuatro abuelos nacidos en un radio de dos leguas. Si son tres, dos o uno los abuelos autóctonos, la planta va perdiendo progresivamente sus propiedades. Si el recolector no tiene vínculo alguno con la tierra, no se arriesgue a trepar por el risco porque no hallará ningún provecho consumiéndola, y si además la arranca fuera de tiempo le puede provocar una molesta gastroenteritis, vulgo cagalera.
(foto de la internet)

Un güevo pa tres

Quevedo y dos amigos se fueron de escursión y llegaron a una posada, pero ya era muy tarde y la posadera les dijo que solo le quedaba un güevo.

–¿Qué vamos a hacer con un
güevo
pa los tres?

Y Quevedo, que era muy ocurrente, dijo que el que soñara la cosa mas rara, se comería el güevo pa desayunar; conque se levantan por la mañana y le dice Quevedo a uno:

– Tú ¿qué has soñao?

– Que corría por los tejaos.

Y le dice al otro "– Tú, ¿qué has soñao?".

– Yo, que volaba montao en un dragón. Y tu, Quevedo,
¿qué has soñao?

– Pues yo he soñao que estabais los dos muy lejos y que no ibais a volver, asi que me levanté y me comí el güevo.

(Un cuento que me contó mi agüela.  La foto es de ernaneitores en Flickr)

Nitrato de Chile

En la primera mitad del XIX se demostró científicamente que el nitrógeno intervenía en el crecimiento de las plantas y que estas podían convertir los nitratos en aminoácidos. Los campesinos, sin necesidad de ninguna demostración científica, ya venían aprovechando el guano de las palomas desde tiempo inmemorial, sin haber reparado en que esta sustancia estaba compuesta  mayoritariamente de nitrato de potasio.

Además se empezó a traer de fuera, a principios del siglo XX, el nitrato de sodio, llamado también de Chile por provenir de aquel país, y el nitrato de Calcio o de Noruega, con cuya ayuda se consiguió en ocasiones triplicar la producción de cereal

Un estudiante de arquitectura llamado Adolfo López-Durán , diseño el cartel del Nitrato de Chile, que fue colocado alrededor de 1925, en una campaña publicitaria sin precedentes, en los lugares más estratégicos de miles de pueblos de España y Portugal. El anuncio, que decora todavía las fachadas de algunos pueblos, estaba hecho con azulejos esmaltados, con vocación de perdurar, y lo consiguió a pesar de no haber tenido como el toro de Osborne una ley específica para protegerlo. Sobrevivió también a los poblados salitreros del desierto del norte de Chile, convertidos en pueblos fantasmas, que recientemente han sido declarados por la Unesco, patrimonio de la humanidad.

A fuerza de verlos diariamente, se nos hicieron estos anuncios algo familiar e invisible; tan invisible que no nos dimos cuenta de cuando los fueron eliminando. ¿Dónde fue a parar el de Berlanga?

Reyes que pasaron

No era más que una niña. Su padre, Enrique II de Francia, usándola como pieza de cambio de la política internacional, la comprometió con el principe Carlos (futuro Carlos I de España y V de Alemania), pero al quedar viudo Felipe II modificaron los planes y en lugar del hijo, la casaron con el padre.  Isabel de Valois tenía solo diecisiete años y llegaba a España por primera vez para casarse con el rey, al que no había visto en su vida. 
Fue a mediados de enero de 1560, cuando Isabel con su séquito, llegó a Hortezuela, donde la esperaban ciento veinte lanzas que, a las órdenes de un capitán,  había mandado el Arzobispo de Toledo para recibirla.
Cuadro: Isabel de Valois, por Pantoja de la Cruz (fragmento)
Descansó aquel día y el siguiente en el magnífico palacio del condestable, don Iñigo de Velasco, enlazado con la marquesa de Tovar, y situado a tres cuartos de legua de esta aldea, que fue del priorato de San Juan de Jerusalen, y que tiene un pequeño puesto en la Historia. Después, la ilustre princesa de la casa de Francia, prosiguió su marcha con su servidumbre y los ciento veinte hombres de guerra, hasta Guadalajara, en que se casó con Felipe II, que por tercera vez contrajo nupcias, que ni fueron muy felices ni muy duraderas, pues Isabel de Valois murio muy joven, asfixiada tal vez por la etiqueta enojosa y sombría de aquella corte. (Emilio Mozo de Rosales. "Las cacerías de lobos")
Ciento cuarenta y dos años después, durante los días 2 y 3 de febrero de 1702, el joven rey Felipe V pasó unas animadas jornadas de caza en el palacio de La Choza, que los marqueses de Berlanga tenían cerca del Puente Ullán,  incendiado por los franceses en 1811. Junto al palacio había ún inmenso y tupido bosque  con abundante caza, que tampoco se ha conservado, donde el primer Borbón, con diecinueve años, recien estrenado en el cargo y con una guerra de sucesión a sus espaldas, se relajó durante unos días. Los criados de los marqueses contaron en la Venta de Hortezuela que el rey se dirigía en francés a sus perros y que se encontraban todos exhaustos después de los largos preparativos de la visita.

Otra vez visitó Felipe V la villa de Berlanga; fue un 24 de agosto de 1719 acompañado de su esposa María Luisa Gabriela de Saboya y su hijo Luis, que venían de Corella hacia Madrid. Durmieron esta vez en el palacio de la plaza del Mercado y visitaron brevemente el pueblo y la colegiata antes de salir hacia Atienza. Luís tenía doce años; a los quince lo casaron con Luisa Isabel de Orleans, que tenía doce, y a los diecisiete recién cumplidos se lo llevó la viruela, siete meses despues de subir al trono. En la crónica de este viaje ya se ve que su salud no era buena:
Cuadros: Felipe V, de Jacinto Rigau; y Luís I, de Michel-Ange Houasse
...aviendo salido Sus Magestades y el Príncipe, de Corella el 17, y hecho noche en Cintruenigo, Agreda, Hinojosa, Almenar y Almarail, llegaron el 22 a la referida villa de Almazán, donde se detenían el 23 por aver padecido el Príncipe una ligera destemplanza, procedida de un resfriado, de la cual se hallaba ya libre. Aviendose  recuperado enteramente el Príncipe nuestro señor de la ligera indisposición que sufrió en Almazán, partieron de este villa sus Magestades, con su Alteza, el día 24 y durmieron en Berlanga, de donde pasaron el 25 a la villa de Atiença, con perfecta salud.

Fray Tomás

DESCUBRIDOR DE LAS ISLAS GALAPAGOS.- Debió nacer hacia 1480  en la pequeña Villa de Berlanga de Duero pues cuando profesó en el convento de San Esteban de Salamanca, de la Orden Dominicana, el 10 de marzo de 1508, tendría aproximadamente 28 años de edad. Se llamaba Tomás Martínez Gómez y pertenecía a una antigua familia de hidalgos de provincia.

Hombre de inteligencia clara y despierta y muchos arrestos, fue designado en 1510 Prior del Convento a fundarse en la isla Española, con sujeción a la provincia dominicana de Andalucía. En 1516 volvió a España pero estuvo poco tiempo. De regreso trajo a la isla a numerosas familias campesinas para transformar la horticultura primitiva con nuevos métodos, entre las nuevas variedades que introdujo está la naranja, el limón, la granada, el higo, la sandía, el melón, la caña de azúcar, el arroz, la cebolla, el perejil, el cilantro, las habas y el plátano que recién se estaba dando en las Islas Canarias y provenía de la Guinea en el Africa. En 1521 fue ascendido a Vicario Provincial. En 1528, logró del Papa la erección de la nueva provincia de Santa Cruz en dicha isla y que se le reconociera la categoría de Provincial.

Poco después fue presentado para ocupar el recién creado Obispado de Castilla de Oro o Panamá; con tal motivo obtuvo del Emperador Carlos V la designación de Comisionado Regio en las tierras del Perú para dejar establecidos los límites de las gobernaciones de Pizarro y Almagro y el 23 de febrero de 1535 se embarcó en Panamá con rumbo sur y vientos favorables que sólo duraron siete días, al octavo cesaron y una misteriosa corriente los fue empujando hacia afuera, sin que los remeros pudieran contradecirla, al punto que dejaron de verse las costas y se encontraron náufragos en medio del océano. Habían caído bajo los efectos de una rama secundaria de la corriente cálida de México, que a la altura de las costas de Manabí regresa hacia las islas Galápagos y continúa al norte, pero esto no lo sabía el Obispo y estuvo con sus compañeros en la incógnita de lo que les reservaría el destino.

Los escasos víveres y la poca agua se fue acabando y comenzó el tormento de la sed. Ninguna nube prometía lluvia y los padecimientos se hicieron cada vez más intensos; cuando el de marzo después de 17 días de tanta penuria, divisaron costas altas en el horizonte y hacia allá enrumbaron, tocando "una tierra rara".

"Dos días estuvieron vagando por un laberinto de peñascos y quiebras, farallones y cráteres y chupando los tallos y hojas de los cactus para apaciguar la sed. El abrupto paisaje era desolado y lleno de misterio, sin señal alguna de vida humana; las rocas estériles, animales desconocidos, monstruosas iguanas; y lagartos que no huían de la presencia del hombre; las grandes masas de rocas volcánicas que cubrían las playas y que parecía como si Dios hubiera algún tiempo hecho llover piedras; todo sobrecogía el ánimo de los perdidos navegantes que imaginaban haber sido arrebatados a una región embrujada y pavorosa. Los españoles llamaron a las incógnitas tierras donde los había arrojado el destino, las Islas Encantadas".

El domingo, que fue de la Pasión, se dio una Misa en la playa y después los náufragos se dispersaron en grupos de a dos y de a tres, por las quebradas, para buscar agua. Al final, cuando ya todos pensaban que morirían de sed, un grupo encontró el vital elemento y pudieron calmar sus sufrimientos, llenando los barriles y cántaros vacíos que traían en el barco. La crónica de Berlanga establece que un hombre murió y fue enterrado en esa isla y que otro más falleció en el trayecto siguiente. Igualmente, que dos caballos perecieron en las Galápagos y también fueron enterrados allí. Se desconoce el nombre de la Isla que tocó Berlanga pero mucho se ha hablado sobre ello, porque el Obispo manifestó al Emperador que tenía "grandes sierras". Algunos historiadores piensan que pudo ser la Isla Albermarle, otros opinan en favor de la Charles o Floreana; sin embargo, parece que nunca se sabrá a ciencia cierta la solución de este dilema. Por último, Berlanga y los suyos reembarcaron y el 9 de abril pudieron arribar a las costas de Caráquez en la actual provincia de Manabí; de allí enfilaron hacia el sur, siempre costeando para no volver a correr aventuras como las pasadas.

Llegado al Perú, empezaron nuevos problemas porque se enfrentó a Pizarro y a sus oficiales reales, exigiéndoles un mejor trato para los indígenas y sobre todo que no fueran a asesinar al nuevo Inca Manco Capac II, como habían hecho con Atahualpa; todo esto le trajo malas caras y desabrimientos, Pizarro se mostró adusto con él y por detrás daba órdenes contrarias a las de Berlanga, de suerte que éste tuvo que salir del Perú comprendiendo que nada sacaría en esas circunstancias. Al momento del regreso, Pizarro le ofreció "cuantiosos presentes en oro y plata" que el Obispo rechazó educadamente, aceptando sólo una limosna de mil pesos para distribuirla entre los hospitales de Panamá y Nicaragua y de regreso al norte tocó en la villa nueva de San Gregorio de Portoviejo, donde escribió una "Relación de su viaje y visita" que envió a la Corte.

En 1537 renunció al Obispado y volvió a España, pues estaba ansioso por fundar un convento dominicano en su pueblo de orígen pero sus superiores le aconsejaron hacerlo en Medina de Ríoseco en 1543. En Berlanga también hizo donaciones de rentas a doncellas huérfanas y fundando varias capellanías.
Falleció el 8 de agosto de 1551, siendo sepultado en la Capilla Mayor de la Colegiata de Berlanga, al lado de la epístola, donde aún se conserva su cadáver.

Fue el primero en descubrir las Galápagos y el segundo en ocupar el Obispado de Panamá (1), pero le faltó espíritu aventurero y su carácter seco y castellano sólo le granjeó el respeto de sus conocidos, pero nunca el cariño y la intimidad de sus hermanos de religión, que más bien le temían y obedecían sólo por dicha causa. Su retrato original se encuentra en Berlanga y una copia hay en Panamá, reproducida en varias publicaciones.
(1) Fray Antonio Perasa le antecedió en esa sede.
Fuente: Web de Rodolfo Pérez Pimentel

Seguimos recibiendo adhesiones a la causa de FRAY TOMÁS A LA DIPUTACION

Barcones y Rello vuelven a sonar

Asi titula la noticia el Diario de Soria de hace unos días, al hablar de la restauración y recolocación de las campanas de las iglesias de Barcones y de la Villa de Rello.
Las tareas de colocación convocaron a mucha gente que en estas fechas pasa unos días de descanso en sus lugares de origen, para luego volver a la fría realidad de las ciudades. Parecía en los dos casos que se trataba de un acto festivo más de los muchos que también por estas calendas tienen lugar en nuestros pueblos.
Al hilo de esta noticia, también nos hemos enterado de la desaparición de las campanas de Cabreriza, hecho que no ha despertado la curiosidad de los diarios, y que esperamos que estén bien custodiadas en alguna dependencia del obispado en espera de la futura resurección del pueblo.

9 de agosto de 2011

Churro, media manga o manga entera

Nos íbamos a jugar a la plaza y allí encontrábamos ya por lo menos una docena de chicos de nuestra edad, año arriba, año abajo.
Y después de elegir los dos bandos contrincantes por el democrático y equitativo método de echar a pie, nos poníamos a jugar al burro. Los jugadores del equipo que se la quedaba, adoptaban la postura de burro, agachados y poniendo la cabeza entre las piernas del compañero que estaba delante y sujetándose con las manos en las piernas del mismo. El burro que estaba en la cabeza de la fila se apoyaba sobre otro jugador neutral llamado "madre", que estaba de pie apoyado en una pared o sentado en un banco de la plaza.

Entonces los jugadores del equipo contrario iban saltando uno por uno sobre la fila de burros, procurando que los primeros en saltar ocuparan los lugares delanteros para dejar sitio a los que saltarían después. La manera de avisar que se iba a saltar era diciendo en voz alta "churro va". Una vez acoplados todos, el primero en saltar formulaba la pregunta: "¿Churro, media manga o manga entera? tocando, respectivamente, la muñeca, el codo y el hombro, para finalizar señalando una de las partes. El portavoz del equipo "pagador" intentaba adivinar la posición marcada, actuando la "madre" como testigo y juez. Si acertaba se intercambiaban los papeles; si no, se volvía a empezar.

Los jugadores, que eran chicos generalmente, aunque a veces se colaba alguna chica, tenían que quedarse en la posición de caída, sin moverse. Si alguno se caía o tocaba el suelo, su equipo perdía y en el siguiente juego harían de burros. Si era algún burro el que se arringaba por el peso de los de arriba, se repetía el juego.

La crueldad infantil nos llevaba a derivar el peso al burro que se considerase más débil para que doblase las piernas y así disfrutar de innumerables partidas en la posición de privilegio; sin embargo no recuerdo nunca que nadie se fuese llorando a casa o con una brecha en la cabeza (la plaza entonces era de cemento), y además este juego venía muy bien para  entrar en calor, contra los rigores del invierno. La posibilidad de acertar la posición de la mano era menor cuando se jugaba  la otra variante del juego que era señalar un dedo de la mano empezando por el pulgar y que recibían los sonoros nombres de churro, pico, taina, sardinilla o la pez.
Hace mucho tiempo que no se ve jugar  en ninguna parte a este juego.  Sospecho que su rudeza lo hace escolásticamente incorrecto, pero a mi, piensen lo que quieran, me parece un juego iniciatico. Más daño hace la play, o las motos...

La carretera

Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España, y en su nombre y durante su menor edad, la Reina Regente del Reino,
A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han decretado y Nos sancionamos lo siguiente:
Artículo único: La carretera denominada del Puente de Ullán a la Cuesta de Paredes, incluida en el plan general de las del Estado, se entenderá que ha de pasar necesariamente por los pueblos de Caltojar y Barcones.
Por tanto: Mandamos a todos los Tribunales, Justicias, Jefes, Gobernadores y demás Autoridades, asi civiles como militares y eclesiásticas, de cualquier clase y dignidad, que guarden y hagan guardar, cumplir y ejecutar la presente ley en todas sus partes.
Dado en Palacio a catorce de enero de mil ochocientos ochenta y siete

YO, LA REINA REGENTE
El Ministro de Fomento, Carlos Navarro y Rodrigo

Atalaya de Los Cordeles


Escasos restos de lo que fue atalaya o torre de señales, entre el Portillo de Paones y los Valles, donde empiezan los barrancos del Carretero y  de la Torre. 

Es conocida también como "La Torre Caída". Mantiene comunicación visual con el castillo de Berlanga, y con la torres también caídas de Aguilera, Vadorrey, La Taina de la Hoz, la Torrecilla de Ciruela, y la de Alaló. Algo mas lejos pero también visibles quedan el castillo de Andaluz, la Ojaraca, la torre de Alaló y el Torrejón de Torrevicente. La extensa panorámica que se domina desde este cerro, incluye además las alturas del Sistema Ibérico que siempre acompañan a nuestros paisajes: Demanda, Urbión, Cebollera y Moncayo. Junto al escombro de la torre caída,  un pastor ha levantado un abrigo aprovechando las mismas piedras de aquella.
Publicado por AXINIO  2007

Las siete parroquias

En un artículo de Fernando Castanedo publicado en El País del 1 de julio de 2006, titulado "Un caimán contra los pecadores" se lee lo siguiente:

El castillo de Berlanga domina la ciudad y el paisaje desde lo alto de un cerro que, por detrás, cuenta con la defensa añadida de un barranco sobre la hoz del río Escalote. Merece la pena subir la cuesta para admirar su torre del homenaje, gótica y esbelta, y también los cuatro grandes cubos renacentistas que ocupan las esquinas de la planta rectangular, ya con troneras para artillería.

A comienzos del siglo XVI, Carlos V pidió a Juan de Tovar -marqués de Berlanga, duque de Frías y condestable de Castilla- que fortificase el castillo en previsión de un ataque francés. Tovar contrató a un ingeniero italiano, Benedetto di Ravenna, para que modernizase la fortaleza gótica, adaptándola a las nuevas formas de hacer la guerra, es decir, a las necesidades de los artilleros. Pero las que aparecieron por allí no fueron las tropas francesas de Francisco I. En su lugar, y después de la humillante batalla de Pavía, los que llegaron a Berlanga, y en condición de rehenes del emperador, fueron el delfín y el duque de Orleans.

Los dos hijos del rey de Francia se encontraron entre los primeros huéspedes del flamante palacio que se acababan de construir los Tovar a los pies del castillo. Además de estos rehenes de Carlos V, por este palacio de los Condestables pasaron otros franceses ilustres, como Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, o Felipe V, primer Borbón que ocupó el trono de España. Y así como el destino quiso que este palacio estuviera ligado a Francia desde el principio, para su desgracia y la nuestra también lo estuvo su final. En 1811, las tropas napoleónicas lo incendiaron, y hoy tenemos que imaginarnos lo que debió ser su esplendor por la torre norte, que custodia el arco de subida al castillo, por una fachada de proporciones más que notables, y por los restos erosionados de las terrazas que ocupaban sus jardines renacentistas.

No cabe descartar que este lamentable incendio del palacio fuese una revancha divina. La parroquia de Nuestra Señora del Mercado, la iglesia principal de Berlanga, se encontraba precisamente en la misma plaza donde los marqueses querían construir su palacio. Dicho de otro modo, molestaba. Los marqueses solicitaron y obtuvieron una bula papal para edificar una colegiata en Berlanga. Entre las razones oficiales se alegó la conveniencia de unificar el culto en un solo templo, ya que la villa contaba con siete parroquias, casi todas pequeñas iglesias románicas. Otra alegación fue que la colegiata ayudaría a vigilar y comprobar que los conversos cumplían con la fe recién estrenada. Además, al contar con los materiales de construcción de las siete iglesias a demoler, la erección se abarataría mucho.
  • Como sería la colegiata con las dos torres del proyecto original
Sabíamos que para la construcción del palacio, el marqués había demolido una parte de la muralla y  una puerta más antigua que la actual del Mercado. ¿En que parte estaría entonces esta parroquia de Santa María, dentro o en la misma muralla? ¿tendría galería porticada como las de San Esteban?
En 1530, después de sólo tres años y medio de obras, se consagró la colegiata de Berlanga, conservando la advocación de aquella iglesia demolida de Nuestra Señora del Mercado, muy apropiada para una villa de tan notoria judería. El programa arquitectónico completo incluía también un claustro y una segunda torre, pero nunca llegaron a erigirse. Con su planta de salón de tres naves a una misma altura, la colegiata es de una elegancia y de una claridad compositiva espectaculares. Da una sensación de amplitud parecida a la de las grandes lonjas góticas. Las bóvedas de crucería se sostienen gracias a ocho pilares colosales sin más capitel que una sencilla línea de imposta, de los que salen como palmas las nervaduras flamígeras. Tal vez Juan de Resines, el arquitecto, tuviera en mente -además de otros modelos- a San Baudelio, levantada sobre un único pilar palmeriforme del que nacen ocho arcos de herradura.
Son pocos los datos que se tienen de estas antiguas parroquias de Berlanga. Alguna cosa más podría saberse si se conservara algún archivo de la época. Quizás haya algún dato revelador en el de la Casa de Frías. Las siete parroquias eran: Santa María del Mercado, San Andrés, San Esteban, San GilSan Miguel, San Nicolás de Bari y Santo Tomé. Por los nombres actuales de las calles, deducimos que la de san Andrés estaría en la plaza de su nombre, quizás en el solar de la actual colegiata, aunque por supuesto de dimensiones mas modestas. Otra estaría seguramente en la plaza mayor, en el ángulo que ocupa la Caja rural. Espero que alguien aporte datos o sugerencias sobre el lugar que ocupaban las que faltan y sobre la  interpretación que puede hacerse de las ruinas y arcadas de ladrillo que afloraron en la restauración de la plaza y que, tras largas deliberaciones, fueron condenadas a la oscuridad.

Berlanga en dos tiempos

Anduvo por estas tierras siendo niño. Luego, con la muerte del padre, perdió también la tierra en la que este nació. Comenzaron los años de trabajo, estrecheces y lucha. Su vida tomó rumbos distintos y distantes.

¿Dónde quedó en él este rincón castellano? Quedó en ese paraíso que llevan sumergido en sus almas todos los hombres que en edad temprana visten el luto de las desgracias. Y, por perdido, aquel paraíso parece siempre más paradisíaco, más venturoso y atractivo.

Monumentos, Historia, pasadas grandezas resbalaron por la joven y tersa piel del muchacho, sin decirle nada. ¿No padecerá Castilla de empacho de "corteza de Historia"? Nombres que se repiten con monótona terquedad y sirven para empedrar crónicas y discursos altisonantes. ¿Cuántos saben la verdad que llevan dentro? ¿Es siempre cierto que cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿Para cuantos fue mejor? Cómo no era posible que el chico se planteara tales preguntas se limitaba a vivir su maravilloso presente.

Por de pronto, se encontraba en un  mundo que era totalmente nuevo para el. Desde su castellano con fonética levantina había pasado al castellano puro, sonoro y rico en formas expresivas. También los olores eran diferentes: olor de pan recién cocido, olor de "extendida"; sinfonía de olores en la despensa de su tía, y en la farmacia -sobre todo en la farmacia vieja- de su tío. Las boticas se harían según formulas magistrales. Elaborarlas era destapar en tropel los olores más desconocidos. Balanza en su caja de cristal. Se dosificaban los productos sólidos con pequeños golpes del dedo índice en el naipe que servía para tomar pequeñas porciones. Líquidos de hermosos colores que se filtraban gota a gota. Todo aquel hacer estaba lleno de misterio y prestigio.

Y luego las calles y las tiendas con sus olores característicos, a pana, a retores, a cuero y esparto. En las de comestibles olor de aceite, de bacalao, de congrio rancio, de anís, de especias...

Con razón ha escrito Gabriel Miró que el olor de esas tiendas, tan humilde y concreto, es "olor de mundo". De mundo esencial, elemental y verdadero.

También los sabores -aun de las cosas conocidas- eran distintos. Entonces supo el sabor de la fruta cogida del árbol -tardes en las viejas huertas-; de los cañamones recién tostados; del chocolate con tortas de chicharrones.

Entonces aprendió alguna de las pequeñas grandes artes, enligar juncos para cazar pájaros o preparar los reteles para pescar cangrejos.

Algunas noches se abría el balcón de la casa de enfrente, y un viejo caballero lanzaba de balcón a balcón, una golosina que decían "huesos" y al hacerlo, añadía "son de las monjas que se mueren"...Cómo si no lo dijera. Los muchachos los comían con gusto y con santa inocencia.

Entonces sintió el misterio de la noche en la voz -plañidera y larga- del sereno que cantaba las horas, añadiendo el estado del tiempo; en el aullido de los perros que anunciaban desgracia; en el punzante sonido del campanillo del Santo Viático.

Entonces fue feliz sin más, sin saber que lo era. Sin saber que luego en la vida, hay días felices, pero ya no se puede vivir feliz siempre, como entonces lo era.
*   *   *
Después de muchos años, muchos, el niño de entonces ha vuelto a esta tierra. He querido saber que ideas y que sentimientos se suscitaron en esta vuelta; que oposición se dio entre el recuerdo del niño y la realidad que han contemplado sus ojos. He aquí lo que me ha respondido:


"Los recuerdos de la infancia son enteramente fieles. Los ojos de los niños purifican cuanto miran, porque solo ven lo que es puro. Si un niño ve lo impuro de la vida, cualquiera que sea su poca edad, es que ha dejado de ser niño. Cuantos males cometa, no caerá las responsabilidad sobre él sino sobre quién le malogró la infancia.

Mi Berlanga era, entonces tal como la veía y la vivía. La de ahora es otra cosa, como yo soy otro respecto al que fui. Recuerdas -me dice- la historia venezolana del padre y del hijo?: Que entre llaneros sucede que el padre no ve nada cerca; ve solo de lejos, cada vez más lejos, cada vez más allá del horizonte, abarcando enormes distancias. Y llevaba a su hijo para que le dijera de los peligros cercanos, porque el hijo ve solo lo cercano".

Y añade "Pienso que algo análogo ocurre con los pueblos viejos y los pueblos jóvenes. Aquellos solo miran los tiempos lejano. Pero no ven los peligros y las posibles venturas presentes. Los pueblos joven caen en la miopía. Hoy a padres e hijos suele ocurrirles otro tanto. Pero en vez de ir juntos, se separan. Nuestros pueblos viejos están habitados por viejos. La gente joven huye del pueblo viejo y marcha a las ciudades que se están haciendo a costa de deshacerlos. Por eso si yo pudiera, diría a los viejos: "atended y entended a los jóvenes" y luego diría a los jóvenes: "atended y entended a los viejos"
Ortega escribió un día: "Por tierras de Sigüenza y de Berlanga de Duero, en días de agosto, alanceados por el sol, he hecho yo, Rubín de Cendoya, místico español, un viaje sentimental sobre una mula torda de altas orejas inquietas. Son las tierras que el Cid cabalgó... No se crean por esto que soy de temperamento conservador y tradicionalista. Soy un hombre que ama de verdad el pasado. Los tradicionalistas en cambio no lo aman: quieren que no sea pasado, sino presente"


Pero tampoco son la solución del mañana el abandono y la huida. Cuando un barco hace aguas, son las ratas las primeras en la huída suicida. Si la dotación no trabaja y achica el agua, vendrán los de fuera y lo harán. Y el barco les pertenecerá.
Estas son las tierras del Cid. ¿Tu crees que Rodrigo hubiera sido nunca el Cid si hubiera vivido pendiente de las quinielas y de la televisión?. No creas que te digo un chascarrillo. Esas dos "drogas" no existían entonces. Pero nunca faltaron al hombre los medios para que sus vidas fueran falsificadas, estúpidas y estériles.
Mi amigo ha terminado recordándome: -Tagore pensaba que cada niño que nacía, parecía decirle: "Dios aun espera del hombre". Yo te digo que viendo a estos chicos y a estas chicas -tan alegres, tan decididos, tan "ellos", no es un disparate ni un sueño poder pensar: ¿que nueva generación será la que se decida -con trabajo, con imaginación creadora, con preparación- a rehacer su pueblo, respetando y amando su pasado, y emprendiendo seriamente su verdadero porvenir? Que está, no lo dudes, aquí y ahora.

Heliodoro Carpintero
en la Revista de Soria. 1970

2 de agosto de 2011

La Fuente Marmoril


Encontramos la Fuente Marmoril  en el camino que sube al Llano de Caltojar, a 500 metros del otro que viene de Casillas y sigue por la carretera de Bordecoréx.

Es un manantial cristalino de muy buenas aguas, que la gente consume habitualmente, por lo menos desde la epoca de los romanos, que fueron los que construyeron una calzada a pocos metros.

En este paraje apareció en 2010 una piedra con un rebaje cóncavo, de clara función conductora de agua, que además tiene en su extremo restos de cerámica vidriada de color verde, muy usada por los pueblos árabes que construyeron las dos atalayas cercanas y dieron nombre a dos pueblos que hemos citado más arriba y probablemente a la misma fuente.
No se olviden de que el último sábado de agosto (día 27) será la décima ruta de las Atalayas y que esperamos que este año se anime mucha más gente a hacer a pie el recorrido entre Bordecoréx y Rello, pasando por las atalayas de La Ojaraca (en lamentable estado de abandono por los responsable del Patrimonio y de la Cultura) la Veruela y El Quiñón. Mas información pinchando en el cartel:

Contentos

La felicidad es un fraude si la interpretamos de manera individual. Por la felicidad se sacrifica todo, la honestidad, la fraternidad...
Es mejor estar simplemente "contentos"