23 de junio de 2010

La cueva de la reina mora

La Cueva de la Reina Mora y la del Cerro de Las Arribas se encuentran una frente a otra en el confín de los términos de Abanco y Sauquillo de Paredes, arroyo de la Peña de por medio, a una altitud de 1260 y 1250 m.

El nombre de la primera es evocador de leyendas propias del solsticio, en las que una princesa aparece fugazmente en el amanecer de la noche de San Juan, peinándose sus largos cabellos. Los afortunados espectadores, que habrían pasado la noche en la cueva de Abanco encendiendo hogueras, bailando y bebiendo cerveza e hidromiel, tendrán grabado en sus retinas el espectáculo único e irrepetible, hasta el próximo solsticio.

Estas dos cuevas fueron estudiadas en 1912, descubriéndose restos de enterramientos de la Edad del Cobre, muchos fragmentos de cerámica y un hacha de aquel metal. Otra cueva más hay en el paraje de Valdeabejas, un asentamiento de la 1ª Edad del hierro, situado en un cerro a 1244 m. de altitud, y que ocupaba una superficie de una hectarea. Valdeabejas fue explorada por el padre Saturio.

Para llegar hasta las cuevas hay que coger el camino rural de Abanco a Sauquillo, hasta donde se juntan los dos términos. Una vez allí, se puede visitar la atalaya de Abanco, o llegar hasta El Hocino, donde se encuentra el Mojoncillo y diferentes construcciones pastoriles. Todo ello a una altitud media de 1250 m. que proporcionan unas vistas extraordinarias.
Se informa del hallazgo de las cuevas en dos artículos fechados el 26 de octubre y el 12 de diciembre de 1912 en El Avisador Numantino.
Las fotos son de Axinio.

15 de junio de 2010

La noche de San Juan

Desde los tiempos más remotos, antes de que la religión imperante se lo llevase a su terreno, se han practicado, en estas fechas del solsticio, infinidad de ritos vinculados a la purificación y a la fecundidad. El fuego y el agua tienen propiedades especiales y mágicas durante esta noche por lo que todos los ritos tienen relación con estos dos elementos. Es aconsejable que hagamos un paréntesis en nuestras vidas racionales y creamos en las fuerzas de la naturaleza. Dicen que es bueno bañarse o andar descalzo sobre el rocío, porque eso nos asegura la salud para todo el año. En cuanto a la salud espiritual, hay un ritual de purificación que protege contra "o meigallo" que consiste en recoger flores del campo durante la tarde del día 23, todo tipo de flores, pero si es posible que no falte la hierba de San Juan, nombre popular del hipérico o corazoncillo. Al anochecer, se meten en un barreño y se dejan a la intemperie toda la noche, en el agua que habremos recogido de un manantial o rio cristalino. Para los que tengan la desgracia de estar alejados de rios o manantiales, hace igual efecto el agua del grifo. Por la mañana tenemos que lavarnos todo el cuerpo con esta agua impregnada de toda la magia de la naturaleza. Ya me contarán.

Ya se van los pastores

El camino de los rebaños es también milenario y está rigurosamente trazado por costumbres, derechos de paso, servidumbres locales y leyes escritas que los siglos han ido acumulando. El conjunto laberíntico de esta trama legal y consuetudinaria forma lo que se llama La Mesta, que viene a ser el complicado y trabajoso pacto o armisticio a que llegaron, después de constatar que no podían anularse el uno al otro, el pastor y el campesino de estas tierras...

De ahí que los rebaños no tengan más remedio que ir siguiendo un itinerario perfectamente previsto y señalado...

A cada momento -y sobre todo en las encrucijadas dudosas y los lugares más tentadores- veréis andando por esas soledades, aparentemente sin valor y abandonadas, unos postes clavados en el suelo, con un rótulo que contiene una sola palabra: Cañada (Agustí Calvet "Gaziel". Castilla endins)

Las galianas, o sea las cañadas, tenían noventa varas de ancho, pero se les fue perdiendo el respeto poco a poco y ahora casi han desaparecido; en algunos lados y esquinazos sembraron lechugas y patatas y en otros hicieron los veraneantes gallineros y garajes y hasta piscinas (Camilo José Cela. Nuevo viaje a La Alcarria. 1986)

Te lo cambio

  • Abside de San Martín, de Fuentidueña (Segovia) transplantado a Nueva York

"Tras la desamortización, la ermita de San Baudelio de Berlanga, pasó a manos de particulares. Doce fueron los vecinos de Casillas, aldea próxima al lugar, que la adquirieron a finales del siglo XIX y que vendieron sus maravillosas pinturas a un coleccionista americano.

Ocurrió en el año 1922, siendo su repercusión de tal magnitud que tuvo que intervenir el Estado para prohibir su venta. Vendedores y compradores recurrieron y, en 1925, el Tribunal Supremo falló a su favor. El vacío legal en la materia hizo posible esta transacción, aunque también dio pie a la legislación de protección del patrimonio histórico español que se plasmó en la ley de 1933. Pero el caso es que la mayor parte de las fastuosas pinturas que decoraban por entero la ermita partieron a América donde están repartidas en diferentes museos. La ermita quedó expoliada. Sólo algunas partes de difícil acceso se salvaron de la rapiña. Del resto no quedaron más que las huellas, que dan una fantasmal idea de lo que debió de ser aquello, aunque basten para dejarnos con el ánimo en suspenso.

La historia no termina aquí. En 1957 el Museo Metropolitano de Nueva York hizo una extraña oferta al Estado español que fue aceptada de inmediato: cambiar algunas de las pinturas de San Baudelio (las de tema profano) por el ábside del siglo XII de la iglesia de Fuentidueña de Segovia. El intercambio se hizo en calidad de depósito indefinido de ambos patrimonios y sigue en vigor. Las pinturas “cedidas” están ahora expuestas en el Museo del Prado y el ábside románico de Fuentidueña en el Museo de los Claustros de Nueva York." (
Extracto de J.E. Libertad digital)

La cabecera y el presbiterio de la iglesia de San Martín de Fuentidueña se llama ahora The Fuentidueña chapel, y sirve de sala de conciertos de música medieval en la sección The Cloisters del Metropolitan Museum of New York. El intercambio incluía además la restauración de la otra iglesia románica del pueblo, la de San Miguel.

Cómo se ve, en aquella época eramos proveedores preferentes de los Estados Unidos. No solo les dejabamos instalar bases militares a discreción, sino que les surtíamos de obras artísticas y arquitectónicas de las que siempre hemos estado sobrados. ¡Total, por cuatro piedras!

Las monedas de Arenillas

Navegando por el proceloso mar de la red, di con un documento que hace referencia al importante hallazgo de monedas acaecido en Arenillas alrededor de 1880. Se trata de una carta que el secretario de la Academia de la historia envía al Gobernador de Soria, que a la vez es presidente de la comisión de monumentos históricos y artísticos de la provincia, para que se informe de la cantidad y clase de las monedas encontradas y le haga partícipe de tal información, no se sabe si con animo confiscatorio.

Desde este cuaderno de bitácora, animamos a la colaboración ciudadana, por si alguien tiene alguna información sobre el paradero de estas monedas, en especial a los vecinos de Arenillas, residentes o en la diáspora, que es posible que oyeran algo de sus mayores sobre este asunto. Somos todo orejas...

Paredes Albas (2)

Lo que dice Bedoya del Convento de Paredes Albas:
El quinto marqués, sesto duque y séptimo condestable D. Bernardino, segundando los deseos e inspiraciones del gran condestable D. Juan su padre, fundó en 1636 a media legua corta de la villa, por el camino de Madrid, un convento de buena fábrica titulado de Paredes albas por una imagen de la santísima Virgen del mismo nombre que se veneraba en su iglesia. Era de franciscanos observantes de la provincia de la Concepción o de Valladolid; y el fundador se previno con todas las licencias necesarias y el consentimiento de los interesados. La villa dio su asenso por escritura de 6 de febrero de 1632: la diputación de cortes el suyo por testimonio de su secretario Rafael Cornejo en 20 de noviembre del dicho 1632. El prelado diocesano que lo era el Ilmo. y Rmo. Sr. D. Fr. Pedro González de Mendoza de la misma orden, hijo de los principes de Eboli y rebiznieto del célebre cardenal del mismo nombre, prestó su consentimiento y licencia en forma en 26 de diciembre del mismo año; y el cabildo de la Colegiata, después de allanadas ciertas dificultades, concino tambien por escritura de 28 de febrero de 1636. En su consecuencia se despachó la real provisión en 7 de noviembre de 1636. Había admitido ya la fundación el vicario general de la congregación de San Pablo en 23 de abril de 1633.
Autorizado de esta forma el condestable Don Bernardino Fernández de Velasco, hizo construir de buena cantería el edificio del convento e iglesia que trazó José de Benavente, maestro de obras de Madrid. Puso órgano y libros cantorales en el coro, adornó la iglesia, proveyó la sacristía de ropas y amuebló las celdas y oficinas de ropas y todos los utensilios necesarios, de que se conserva una lista muy circunstanciada. En este estado otorgó su testamento y escritura de fundación en Segovia, a 19 de agosto de 1636, cosignando para ella quince mil ducados en tres años (a cinco mil en cada uno) o más a juicio de sus testamentarios, si no la acabase el en sus días. En 1º de setiembre del propio año de 36 tomó posesión entregándose del convento y cuanto en él había, su primer presidente y prelado Fr. Antonio Gutierrez, de que dio fe Alonso Ruiz, escribano de la misma villa, siendo testigos el licenciado Cristoval Berjes de Aragón, corregidor de ella, Pedro González de Salinas, gentil - hombre de S.E. y Agustín Quintana, guarda que era de todo.
Se sostenía desde entonces con las limosnas de la cuestación por los pueblos de la guardianía y cierto número de fanegas de trigo y marevedises con que los patronos gravaron a su estado. Hasta la guerra de la independencia (de 1808) solía haber doce o pocos más religiosos profesos (incluso algunos legos) y los sacerdotes servían a la villa y pueblos circunvecinos en el confesonario y la predicación, particularmente en el adviento y cuaresma, y en las enfermedades, ausencias y vacantes de los párrocos. Cesó del todo como en lo demás del reino en 1836, y su falta no dejará de ser sensible.
Lo que dice D. Anastasio en su libro, del Convento de Paredes Albas:
En el año 1636, el quinto marqués de Berlanga, Don Bernardino Tobar, construyó otro convento a media hora escasa de la población, carretera de Madrid, aprovechando la antigua ermita dedicada a la Virgen con el título de Paredes Albas, con todas las autorizaciones correspondientes, dotándolo y amueblándolo de todo , necesario. Puso en él frailes de la orden de San Francisco, pertenecientes a la provincia religiosa de la Concepción de Valladolid, que lo ocuparon hasta la exclaustración de 1836. El edificio era de buena sillería, y fue el arquitecto José de Venavente. Vendido el convento y destinado a usos profanos, lo adquirió después un rresligioso exclaustrado, Fray Miguel, esperando que volvieran a él los frailes. Al perederse para España las islas Filipinas, en 1898, vinieron a instalarse en el convento de Paredes Albas algunos de los religiosos franciscanos expatriados, que estuvieron en él poco tiempo, dejandolo a disposición de su dueño, el Padre Miguel Zaldarriaga. Muerto este señor, paso la propiedad a su hermano Don Melitón, que con cristiana generosidad (Minguella, Vol III, pag 655) lo cedió a la Orden de Padres Agustinos Recoletos, quienes repararon el edificio y establecieron el noviciado de la provincia de Santo Tomás de Villanueva; pero pasados algunos años, se retiraron tomando la determinación de mandar derruir el convento y vender los materiales, quedando en pie unicamente la iglesia desprovista de todo utensilio
Y un poco más adelante, hablando de la ermita de Paredes Albas:
En la actualidad ha vuelto a quedar como ermita la magnífica iglesia del que fue convento de Paredes Albas, con un espacioso atrio cerrado, en la fachada principal. La imagen de la Virgen es antigua y de buena talla, aunque no muy agraciada; el retablo muy bueno, con camarín en la parte posterior, y tambien es buena la cajonería de la sacristía. La ermita se repara y sostiene con las limosnas de personas piadosas: Doña Pilar Miras de Piera, de Madrid, ha regalado caliz, vinajeras y crucifijo para el altar.
Y lo que dice Laura López Covacho en un artículo (donde también están estas fotos) de la revista Restauración y Rehabilitación (nº 77, año 2003)
Los más viejos del lugar y no tan viejos todavía recuerdan cuando recorrían el kilómetro y medio que separa el pueblo soriano de Ciruela del "Convento de Paredes Albas". Se acercaban a la salida del colegio todos los días de mayo a rezar el rosario con la maestra del pueblo. Resuena todavía el eco de los frailes cuando jugaban a la pelota en las tapias del recinto situadas en el lado del Evangelio. Anécdotas y vivencias que cuesta creer no tan lejanas viendo el estado deplorable en que se encuentra en la actualidad.
El conjunto conventual −ahora en ruinas− fue un antiguo monasterio franciscano, y posteriormente convento de agustinos recoletos. Edificado en el siglo XVII sobre una ermita gótica y según trazas de José Benavente; por la documentación referente sabemos que su fundación corre a cargo de los marqueses de Berlanga a principios del siglo XVI. D. Sebastián de Miñano en el año 1826 lo cita como dependiente de Berlanga localidad a la que aún pertenece.
El edificio de la iglesia está semiarruinado, sin cubierta y sin solera, donde se encuentran dispersos restos constructivos tales como claves, sillares o dovelas. Se trata de una construcción de una única nave, de planta cuadrangular, con la cabecera orientada al Este, compuesta por tres tramos a los que se anexionan a poniente la capilla mayor (la antigua ermita gótica) y la sacristía. En cuanto a la obra de fábrica es de diversa tipología: adobe, mampuesto de piedra, sillería caliza −reservada sobre todo para las partes nobles− y enfoscado de cal.
La distribución del espacio en la sacristía se hace mediante tres crujías perpendiculares al muro de acceso desde la capilla mayor de la iglesia. En alzado tenía tres plantas de las que se conservan parte de las bóvedas de crucería (de arcos rebajados) e incluso restos de policromía azul con estrellas de coloración amarilla representando el cielo. Por un espacio adintelado se accedía a la capilla mayor, y aún otro vano semicircular permitía el acceso desde el primer piso. Es obra de fábrica posterior al siglo XVII, y se ha asimilado su construcción a la presencia de los frailes agustinos recoletos que se hicieron cargo del convento hasta su cierre en 1918.
La capilla mayor se corresponde en su totalidad con la primigenia ermita y es, por tanto, el único resto de traza gótica. Se conservan únicamente los arranques de la bóveda de crucería que estaba compuesta por arcos terceletes, diagonales y combados configurando morfología de arcos conopiales, de clara semejanza con las bóvedas de crucería de la Colegiata de Nuestra Señora del Mercado de la cercana Berlanga de Duero, obra del arquitecto Juan de Rasines. No en vano la fundación de ésta última obedece igualmente a los marqueses de Berlanga. La única ornamentación que se conserva son dos ménsulas con decoración de hojas de acanto y florones y restos de pintura sobre el enfoscado de cal, simulando sillares. En los laterales hay dos estructuras donde se encastraban sendos retablos y que servían como altares.
Un arco rebajado en muy mal estado de conservación y las dos pilastras de sillería sobre las que descarga, separan la cabecera del resto de la iglesia. El acceso al primer tramo se realiza por las portadas laterales, situadas al Norte y Sur del edificio. Unos sencillos arcos de medio punto que descargan en pilastas cajeadas son los únicos elementos de la que se abría en el lado del Evangelio principal que se conservan. Hace unos años "desmontaron" el escudo de los fundadores que la coronaba.
El segundo tramo se sitúa previo al último tramo −el del sotocoro y coro− al que se accedía mediante un arco −presumiblemente escarzano− del que sólo quedan los arranques. Estos dos tramos están recorridos por una línea de imposta que separa la zona superior del edificio, horadada con dos vanos semicirculares peraltados (únicamente en el lado del Evangelio). A Oriente, en el lienzo del tramo del coro se abre un vano adintelado que conserva un enrejado simple en cuadrícula. Se conservan además los mechinales donde se embutían las vigas de madera del piso superior, el del coro.
Apenas se observa el trazado de las dependencias habitaciones que se anexionaban al Norte. Todavía se aprecian en el muro en el lado de la Epístola los mechinales y arranques de la construcción, además del pozo que surtía de agua a los frailes.
El recinto conventual se cerraba al Sur con tapias de adobe y sillarejo, donde existían antiguamente (sólo se conserva una de ellas) dos fuentes y acequias que servían para el abastecimiento de agua y riego de las huertas de autoconsumo del convento.
El abandono en el uso y la negligencia de los organismos competentes han llevado al estado de ruina actual del conjunto, a pesar de estar declarado monumento de interés histórico−artístico. Desde la carretera aun sorprende al viajero como sólida construcción. Mejor continuemos nuestro camino y no observemos el desolador panorama que se esconde en el interior.
+Información AQUI
Lamentamos no haber encontrado (todavía) el artículo de Martínez Frías en Celtiberia.

12 de junio de 2010

Palacio de los Marqueses de Berlanga

Aparecía en el Heraldo de Soria del 1 de octubre de 2007 que la Junta de Castilla y Leon dará prioridad a la rehabilitación de la fachada del palacio de los Marqueses de Berlanga, Condestables de Castilla y Duques de Frías, que desde el incencio provocado por las tropas francesas en retirada se encontraba a verlas venir. Vio como en las estancias que sobrevivieron a la tragedia se instalaba una fábrica de medias allá por los años veinte del siglo pasado, y vió también instalarse en los cincuenta el mítico Cinema Castillo, que exhibIó todas las películas de la época dorada de JolivU que ayudaron a soportar mas dignamente todas las hambres de la posguerra, y por último aquella Pista de verano, que fue referencia obligada para el deambular de nuestra adolescencia veraniega con las hormonas en plena ebullición. Estéticamente dicen que el palacio mejoró mucho con su eliminación. Yo creo que ahora se aburre miserablemente.

Parece ser que lo mas urgente es evitar que también la fachada se derrumbe, cosa evidente ya que no parece que el controvertido arreglo de la torre garantice la estabilidad del resto del edificio. También se hará algún tipo de actuación en los jardines y después para que la dicha sea completa se arreglará el castillo.


Si se dan un paseo por este blog se darán cuenta de que en asuntos de conservación del patrimonio, lo que queda por hacer es inmenso.

Se encuentra en esta página del Ministerio de Cultura un conjunto de planos del palacio, no se sabe a ciencia cierta si fueron los definitivos, de como era el edificio antes del incendio y saqueo. 

Buenas noticias


Continuan los trabajos de adecentamiento de elementos ruinosos en el entorno del castillo, con la partida de 226.000 € recibidos de la Diputación.


Isaac López Molina nos manda estas fotos tomadas el dia 31 de mayo, en las que se ve el estado de las obras en la reconstrucción de las torrecillas, escenario de tantos juegos infantiles y en la consolidación de algunos tramos de la muralla, asi como el arco de triunfo de la iglesia de San Juan, ya levantado.




8 de junio de 2010

El pasado

Pasado, s. Pequeña fracción de la eternidad de la que tenemos un leve y lamentable conocimiento. Una línea móvil llamada Presente lo separa de un período imaginario llamado Futuro. Estas dos grandes porciones de la Eternidad una de las cuales borra continuamente a la otra, son eternamente distintas. Una está oscurecida por la pena y el desengaño, la otra iluminada por la prosperidad y la alegría. El Pasado es la región de los sollozos, el Futuro, el reino del canto. En uno se acurruca la Memoria, vestida con un sayal, la cabeza cubierta de ceniza, musitando plegarias penitenciales; en la luz solar del otro vuela la Esperanza llamándonos a los templos del éxito y los pabellones del placer. Sin embargo, el Pasado es el Futuro de ayer, el Futuro es el Pasado de mañana. Son una misma cosa: el conocimiento y el sueño.

del Diccionario del diablo

Las cacerías de lobos

Vamos a tener el honor de acompañar á nuestros lectores a un poblachón de Castilla, notable en otros tiempos por los príncipes y personajes célebres que en él vivieron hasta el último reinado de los Austrias; pero sin otro mérito hoy que la suciedad de sus calles; la guerra perpetua en que viven sus habitantes por una animosidad de familia á familia difícil de explicar, y por el completo abandono en que yacen sus históricas ruinas.

Inútil es que digamos su nombre.

Lo único que nos interesa es entrar en una casa sobre cuya puerta principal se ve un escudo de armas esculpido en mármol blanco y que así prueba la habilidad primorosa del escultor que lo hizo, tal vez en los comienzos del siglo XVI, como el linajudo abolengo de los que lo mandaron labrar para que los señores de horca y cuchillo que residían en el inmediato almenado y roquero castillo les dispensaran la debida consideración.

El edificio, que es rectangular y casi todo él de piedra caliza, ennegrecida por la intemperie, se encuentra situado entre un extenso jardín cercado de tapias, sobre las cuales levantan sus ramas añosos álamos negros, y una calle larga y estrecha formada de soportales sostenidos por postes de enebro.

Es el veintidós de Febrero del año mil ochocientos setenta y ocho.

Una espesa capa de nieve compacta y dura cubre el pueblo y los campos que desde él se descubren. El viento norte sopla con violencia, y sus ráfagas, aullando unas veces, silbando otras, golpean con fuerza las cerradas ventanas del edificio.

El reloj de la torre da las dos de la tarde...

(Emilio Mozo de Rosales. Las cacerías de lobos. 1889. Fragmento del relato "Una noche en los bosques")

Libro y escritor están estrechamente relacionados con Berlanga. Mozo de Rosales, marqués de Mataflorida, fue un autor teatral muy popular; se casó con la berlanguesa Adelaida Cabezudo Ayuso, y juntos vivieron en el palacio de la Calle Real, atribuido a los Bravo de Lagunas y actual sede del CEINCE, en el que fue escrito este libro que rezuma ambientes y paisajes de la Tierra de Berlanga de finales del siglo XIX. Sería una buena idea volver a editarlo para que fuera mas conocido entre nuestros paisanos.

La Sociedad comunera de Berlanga

Constituye otro de los bloques de la documentación. Parece haber sido formada por don Ramón María Carramiñana, magistral de la Colegiata de Berlanga, al que los documentos de 1824 citan como "ya difunto" en fechas del año 1822. Se conservan las declaraciones de expontaneamiento de varios de sus miembros, ignorándose que hizo el resto. La relación más completa de sus miembros, extraida de varias de las declaraciones, es la siguiente:

Además del ya citado Carramiñana, formaban parte los clérigos don Pedro Gómez y don Saturnino Oreca, tenientes de cura; don Juan Bargas, medico racionero de la Colegiata; el cura de Valverde, en el Obispado de Osma; los vecinos de Berlanga Antonio Rodrigo, Francisco González de la Cruz, Domingo Jubera, Benito González de Santa Cruz, Francisco Brogueras, Silvestre Ramírez, Eugenio Estrada y Antonio Bravo. Además Tomás Rodrigo, militar, y Manuel Rodrigo, juez de primera instancia de Atienza; ambos naturales de Fuentepinilla; el también juez, José Benito Puertas, y Rafael Soria,"maestro de niños".

De todos ellos se conservan las declaraciones de Antonio Bravo, Domingo Jubera, Eugenio Estrada y Tomás y Manuel Rodrigo. Faltan todas las demás: ¿qué fue de ellos? Ya tenemos noticia de la muerte de Carramiñana. Ignoramos la suerte que les cupo a los demás, si bien es cierto que cabe suponerse una dura represión en toda la zona durante los primeros momentos de la reacción absolutista.

Escasa actividad debió desarrollar la Sociedad comunera de Berlanga. La ceremonia de admisión se limitó a la prestación del ya conocido juramento, si bien se añade a este la fórmula de "defender al Rey constitucional; a la Religión católica, apostólica y romana sin mezcla alguna y la soberanía popular". Se les imponía igualmente , espada, espuela y banda de comuneros; sin darles diplomas o documentos alusivos. Ninguno recuerda nada sobre las señas que usaban para reconocerse, y su actuación se circunscribía a "mantener el orden", "lectura de papeles públicos" e incluso, "defender al Rey constitucional".

Ciertos debieron ser estos extremos. La sociedad de Berlanga se debio limitar a una reunión de amigos o personas de algún relieve social en la localidad. Muy posiblemente fuese inspirada por el mencionado Carramiñana, en función del mayor prestigio de su cargo, sin que sus miembros tuviesen claro qué aspectos políticos pensaban desarrollar y sin la aparatosidad que rodeaba a las reuniones celebradas en otros lugares ya comentados.

Masones y comuneros en la diócesis de Sigüenza, tras el trienio liberal (1823)

Antonio Ortiz García

Rabiosa actividad en Fuentelpuerco