22 de octubre de 2009

Ya se van los pastores



El camino de los rebaños es también milenario y está rigurosamente trazado por costumbres, derechos de paso, servidumbres locales y leyes escritas que los siglos han ido acumulando. El conjunto laberíntico de esta trama legal y consuetudinaria forma lo que se llama La Mesta, que viene a ser el complicado y trabajoso pacto o armisticio a que llegaron, después de constatar que no podían anularse el uno al otro, el pastor y el campesino de estas tierras...
De ahí que los rebaños no tengan más remedio que ir siguiendo un itinerario perfectamente previsto y señalado...
A cada momento -y sobre todo en las encrucijadas dudosas y los lugares más tentadores- veréis andando por esas soledades, aparentemente sin valor y abandonadas, unos postes clavados en el suelo, con un rótulo que contiene una sola palabra: Cañada

(Agustí Calvet "Gaziel". Castilla endins)



Las galianas, o sea las cañadas, tenían noventa varas de ancho, pero se les fue perdiendo el respeto poco a poco y ahora casi han desaparecido; en algunos lados y esquinazos sembraron lechugas y patatas y en otros hicieron los veraneantes gallineros y garajes y hasta piscinas.
(Camilo José Cela. Nuevo viaje a La Alcarria. 1986)

Berlanga antigua


Nos contaron en la escuela que el nombre de Berlanga procedía de la colonia romana Valeranica, fundada en tiempos del emperador Valerio (Nadie dice si era Cayo Valerio Aurelio Diocleciano o su yerno Valerio Maximiliano Galerio, aunque más lógico sería que el nomen possesoris venga realmente del emperador Valeriano). Pero no fueron los romanos los primeros pobladores de estas tierras, ya que toda la historia de la humanidad se resume en que unos pueblos empujan a otros, con una energía a prueba de murallas, en Melilla en Mejico o en Palestina. 

En el cerro del castillo, junto al acueducto y las tumbas medievales, nos decían los maestros que había cimientos de viviendas circulares, que sabemos que era el tipo de construcción propio de los pueblos celtíberos. Hace bien poco hemos descubierto que no eran viviendas sino los cimientos de una de las primitivas iglesias de la Villa vieja

Parece claro que antes de los romanos vivieron aqui los arevacos, que poblaron y defendieron Numancia, Uxama, Segontia y otras ciudades igual de sonoras y de cercanas. Según Narciso Sentenach aqui pudiera haber estado la ciudad de Axenia

En el paraje de Los Valles también se pueden ver restos de un poblado celtíbero, y hay bastantes indicios de algunos otros en algunos cerros cercanos al pueblo actual. Durante la pax romana la población se estableció en la parte llana, y parece probable que Valeranica estuviese a los lados de la calle que baja a la Dehesa, que tradicionalmente se llama "La calzada", aunque no haya quedado ningún resto visible. No tenemos puentes ni fuentes ni arcos de triunfo como otros pueblos que si los han conservado.

Puentes

El conocido como Puente Ullán se llama asi porque estaba junto al despoblado de La Torre de Rollán, cuya memoria se ha perdido totalmente, hasta la corrupción de su nombre; sin embargo, Gonzalo Martinez en "Las Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura castellana" da su ubicación exacta y cita un elenco parroquial de la diócesis de Sigüenza de 1191 en el que aparece.
La foto de más abajo es del Puente de hierro sobre el Duero, cerca de La Estación, en la extinta linea Valladolid-Ariza, que estuvo en funcionamiento desde 1895 hasta 1985. Las explicaciones del ministro Enrique Barón Crespo fueron que el Estado no podía seguir perdiendo dinero en las lineas deficitarias. El debate era y sigue siendo si se puede prescindir con estos argumentos de un servicio público que artículaba y comunicaba todas las comarcas del Duero, y que además era la alternativa más razonable al transporte de mercancías, que ahora realizan esas carabanas interminables de gigantescos camiones que destrozan las carreteras. Las estaciones de la línea en la provincia eran: Langa, Velilla, San Esteban, La Rasa, Quintanas, Berlanga, Rebollo, Barca-Ciadueña, Almazán Dehesa, Coscurita (aqui se hacía el transbordo para Madrid enlazando con la linea Soria-Torralba), Morón, Alentisque y Monteagudo de las Vicarías.
Las siguientes fotos son de El Pontón, un puente medieval en estado ruinoso que salva un arroyuelo, muy cerca de La Estación. Da cuenta de una población antigua en sus alrededores, aunque las edificaciones cercanas que se ven actualmente crecieron al abrigo de la estación de ferrocarril a principios del siglo XX. No he encontrado ninguna referencia documental.

Amor y provocación

"Pocas provincias otorgan a la escuela el respeto que hemos conocido en Soria. El Burgo de Osma solo tiene un monumento público, y este no está dedicado a ningún héroe, mecenas o personaje poderoso, sino a un maestro de escuela." (Dionisio RIDRUEJO. "Castilla la Vieja")


Como en la frase atribuida a Bernard Shaw o a Edgard Poe, yo también interrumpí mi educación para asistir a la escuela.
Había allí, junto a un puñado de niños de uno y otro sexo, unos licenciados (porque tenían licencia) a los que no llamaré maestros. Para mi el maestro debe amar a sus discípulos y provocarlos, en el buen sentido, para que sientan curiosidad por las cosas, por aprender. Aquellos licenciados ni nos querían ni nos provocaban, así que no siento que fueran maestros, ni profesores, palabra esta que debe estar un nivel por debajo, pues en un momento indeterminado todos los maestros pasaron a ser profesores, y entonces me pareció, y me lo sigue pareciendo, que los habían degradado por falta de merecimientos.

Todos aquellos licenciados de mi infancia en Berlanga desparecieron sin levantar mucho polvo cuando sus practicas pedagógicas se tornaron políticamente incorrectas. Recuerdo al licenciado García que nos llenaba los brazos de cardenales y que nos ponía en los pupitres de espaldas a su mesa (eso si que era provocar). Algunos de los mas débiles de nuestros condiscípulos todavía arrastran el trauma de aquellos tratos vejatorios. No había semana en que el licenciado Sobrino no inflase a hostias a algún cuitado que no se hubiera aprendido de memoria el catecismo. Así se enseñaba la religión entonces. Ninguno de aquellos licenciados funcionarios del Estado se integró en la vida del pueblo; estaban para hacer el trabajo sucio. Quiero salvar de esta quema a Don Ángel; en todo hay excepciones. El si estaba integrado en la vida del pueblo. Aquí se casó y tuvo hijos, y cuando se jubiló se quedó con nosotros y siempre fue una persona afable y educada que contestaba con un "que hay, majo" y una sonrisa, cuando se le saludaba.

Me gustaría conocer la historia de ese maestro del Burgo que tiene un monumento en los jardines de la antigua Universidad, y que ya tiene mas competencia que en los tiempos de que habla Dionisio Ridruejo , porque, que yo sepa, hay otros dos monumentos, uno a san Pedro de Osma y otro a un torero. También sería bueno saber de la vida de Don Pedro Carpintero, que tiene una calle en Berlanga, al que no se por qué, me imagino en blanco y negro con el traje típico berlangués y rodeado de una purriela de niños con el pelo rapado, a los que está dando una charla al estilo de aquellas "Clases de Juan Arevaco" que escribía Carmelo Romero en la prensa provincial. Lo supongo bueno y honrado, como uno de los artífices de que Soria siempre fuese una de las provincias con menos analfabetismo, mal pagado como hasta tiempos recientes estuvo el oficio de maestro escuela y sin tener que recurrir como los susodichos al chantaje de "las permanencias" impuesto revolucionario por una o dos horas extraordinarias, igual de vacías e inutiles que las ordinarias, que tenían el único propósito de incrementar las rentas del licenciado.
Afortunadamente uno acaba encontrándose con maestros de verdad que le compensan de aquellos estados carenciales. Se produce entonces el milagro alquímico de la transmisión del conocimiento.

Se puede ver en Bordecorex, una escuela, tal como la dejaron los últimos niños y el último maestro.
Y en Berlanga se encuentra también el CEINCE (Centro Internacional de la Cultura Escolar), dirigido por el catedrático Agustín Escolano, en cuya casona de la calle Real está la sede del Centro (fotos) y seguramente la mejor colección de España de libros de texto.

Otras Berlangas

Berlanga [Diccionario de la Academia de la Lengua] (Del frances medio berlant, y este del alto alemán antiguo. bretling, diminutivo de bret, tabla). 1. f. Juego de naipes en que se gana reuniendo tres cartas iguales, como tres reyes, tres ases, etc.

Hay por el mundo bastantes pueblos y lugares que llevan el nombre de Berlanga. Estos son los que he podido encontrar hasta la fecha:

BERLANGA DEL BIERZO (León)


Está en la comarca del Alto Bierzo, a 20 kilometros de Ponferrada y se llamó antiguamente Berlanga de Espinareda. Cuelga de una ladera, en un terreno suavemente ondulado, abundante en agua y en fértiles huertas en las que se cultivan frutales (la reineta y la pera conferencia con denominación de origen "El Bierzo"). Tiene unos 300 habitantes y es cabeza de ayuntamiento al que pertenecen tambien los pueblos de Langre y San Miguel de Langre. También por aquí se ha dejado notar la despoblación, y las gentes emigraron en los 60 sobre todo a las zonas industriales de Asturias. Se elabora una miel de buena calidad y otros dos productos con D.O.: la Cecina de León y el Botillo del Bierzo.

Junto al indicador de la carretera hay un castaño centenario. Es una mañana muy soleada de un domingo de noviembre. Dejamos el coche en la parte mas baja. En un prado verdísimo pasta un burro. Las parcelas están delimitadas con pizarras hincadas en la tierra. Entramos en las calles donde hay bastante gente que aprovecha los rayos del sol. A los primeros paisanos que encontramos les preguntamos si venden vino, porque por el camino hemos visto bastantes viñas. Nos dicen que ya casi nadie lo hace, que venden las uvas, pero que preguntemos en el bar. Pretendemos beber agua de una fuente y unos vecinos nos dicen que no es buena y nos ofrecen la de su casa, que es buenísima. Nos preguntan si somos de Soria, por la matrícula del coche. Resulta que el hombre de la casa es hijo de un soriano que vino a trabajar por aquí, conoció a una berciana y se quedó. Les digo que mi pueblo también se llama Berlanga y que tambien se hacía vino; uno de los contertulios ha estado por allí, le impresionó mucho Rello (¿y a quien no?).

El único bar del pueblo no tiene vino nuevo para vender, el de la cosecha anterior está un poco picado y tampoco están por venderlo. Nos ofrecen unos vasos para probarlo y pedimos algo para acompañarlo. Nos ponen unas castañas asadas. Dice la mesonera que nos puede vender castañas o peras, pero que el vino mejor lo compremos en Ponferrada. Acabamos el vino y pedimos que nos cobre. La señora nos dice que no es nada, que nos ha ofrecido el vino de corazón, asi que le compramos unos kilos de peras.

Hay una senda rural que empieza y acaba en el pueblo y que atraviesa bucólicos paisajes, fuentes, merenderos, bosques de encina, pino, castaños, brezos (que aquí se llaman urces)... Funciona tambien desde 2004 un Centro de interpretación del castaño.


BERLANGA (Badajoz)

Pueblo de la Campiña Sur, a 127 kms. de la capital, en terreno llano con poco arbolado. La economía es principalmente agricola y ganadera. Se cultiva cereal de secano y ultimamente tambien lino y girasol. Hay muchas fincas de olivo. Fue importante nucleo minero en el siglo XIX, tuvo industrias de paños y molinos de aceite. En su epoca de esplendor llegó a tener 6.000 habitantes, que quedaron muy mermados con la emigración en la posguerra y luego en los sesenta.

Por los restos que se han encontrado, se sabe que hubo población estable desde el neolítico. Hay restos de un puente romano y de vez en cuando los tractores sacan a la luz monedas árabes. Con el avance de la reconquista hacia el sur quedó despoblado en el siglo XIII y es comunmente aceptado que el pueblo actual, se origina por una repoblación de pastores castellanos de nuestra Tierra de Berlanga de Duero. Sus habitantes se llaman berlangueños (as). Para mas información: http://www.berlanga.es/


BERLANGA (Jerez de la Frontera)

Hay una referencia documental de 1494 guardada en el Archivo de Simancas (RGS,149411,72) sobre la posesión de una dehesa y tierra de pan llevar, con este nombre. Actualmente el lugar se conoce como Dehesa de Berlanga y a su lado hay otra llamada La Berlanguilla. Ambas están junto a La Barca de la Florida, pedanía de Jerez y junto al rio Guadalete. Las dos están catalogadas como espacios naturales. Fueron propiedad de Miguel Primo de Rivera. Hay granja de gallinas, algarrobos, regadíos de algodón y maiz, y en la Berlanguilla, un hermoso alcornocal. En el mismo lugar funciona una casa rural llamada Cortijo Berlanga. En el Diccionario geográfico de España de 1957, se dice que es un caserío a 22 kms. de Jerez de La Frontera y a 60 metros de altitud sobre el nivel del mar, con 375 habitantes, 26 viviendas, dos edificios para otros usos y 22 chozas.

BERLANGAS DE ROA (Burgos)

Tres leguas antes de que el Duero llegue a Roa, está Berlangas, que probablemente tomó el nombre de sus repobladores venidos del desaparecido monasterio de Valeránica o Berlangas, muy cerca de Tordómar y Lerma, junto al rio Arlanza.


En el término de Golmayo hay una granja llamada La Verguilla. Gonzalo Martínez cree que este lugar es el mismo que Loperraez llama La Berlanguilla, y que en el Catastro de La Ensenada aparece con dos casas de campo. Pertenecía a la oligarquía y al sexmo de Frentes dentro de la Tierra de Soria.






En el municipio de Córdoba, como a 8 kilómetros de la ciudad, en dirección norte y ya en las estribaciones de la Sierra Morena, hay un convento de frailes dominicos, que fundó San Álvaro de Córdoba en 1423 y al que llamó con el sonoro nombre de Santo Domingo de Scala Coeli (escala al cielo). Este San Álvaro, de vida piadosa con peregrinación a los santos lugares, es célebre por haber sido el introductor en Europa del Vía Crucis, y fue precisamente aquí donde colocó el primero de todo el continente, porque el paraje cautivador y lleno de encanto le recordaba a la topografía de Jerusalén, con sus olivares y torrenteras. Compró la heredad y allí construyó el primitivo cenobio, que se fue modificando y ampliando hasta el actual edificio barroco.

Este lugar se llamaba Torre de Berlanga, y contaba con una atalaya musulmana de las que jalonaban el largo itinerario entre Córdoba y Medinaceli, y de las que en nuestra Tierra han resistido algunos ejemplares como la Torre del Quiñón de Rello, donde se dice que murió Almanzor, y muchas mas, algunas meros vestigios, como las de Bayubas, Barcones o Bordecorex, o simples recuerdos como las que debieron asentarse en los parajes hoy conocidos como Las Atalayas o Las Torrecillas, tan frecuentes en la toponimia local. Desconozco si queda algo de esta torre de Berlanga; una buena ocasión para comprobarlo sería unirse a la concurrida y bulliciosa romería de Santo Domingo, que parte del centro de Córdoba el penúltimo domingo de cuaresma.
También en Hornachuelos (provincia de Córdoba) hay una finca de Berlanga, donde se encontró un tesorillo musulmán que fue estudiado por Rafael Frechoso.
En Cazalla de la Sierra (Sevilla) hay otra finca de Berlanga, donde se encontraron muchos restos de antiguos enterramientos, hachas y herramientas prehistóricas, en cuyo radio se encuentran tres dólmenes.



Citaremos también el paraiso de Las Berlengas: pequeño grupo de islas desiertas de playas paradisíacas, rodeadas de aguas transparentes, en el litoral portugués a unos doce kilometros de Cabo Carvoeiro al noroeste de Peniche, desde donde se divisan cuando está despejado. Clasificado como Reserva de la biosfera, el archipielago esta formado por una isla llamada Berlenga Grande y algunos islotes graníticos y rocas. En la isla principal está el Fuerte de San Juan, de estilo manuelino, construido en 1502.

  • Beranga (provincia de Santander)
En la comarca castellana de La Trasmiera (Cantabria) hay un pueblo llamado Beranga, que es la capital del municipio de Hazas de Cesto. Su nombre procede del latín Veranicam, que recuerda un poco a nuestra Valeranica y quiere decir ‘lugar de pasto primaveral’. Tiene unos ochocientos habitantes (1.500 todo el municipio que comprende también los pueblos de Hazas de Cesto y Praves). Cuenta con tres casonas del siglo XVI (una en ruinas y otra en mal estado), una iglesia del XVII y una ermita de San Mateo. Pasa el rio Campiazo, con un molino en el mismo pueblo, y tiene amplios valles y prados siempre verdes. Está a 35 km de Santander y muy cerca de la costa. La atraviesa la carretera N-634, que discurre paralela a la autovía A-8. y el ferrocarril Santander-Bilbao. Curiosamente tiene a pocos kilómetros un Berango, ya en la provincia de Vizcaya.

Frustradas rebeldías



FUTURO
"Muy pronto, en la vida es demasiado tarde" Marguerite Duras
Se cumplirán, las tristes profecías
y ya no se oirán quejas a coro
ni el palpitar metálico y sonoro
de las ruedas del tren sobre las vías.
Y en días de frustradas rebeldías
se dejarán sentir sin sutilezas
como agua de borrajas las promesas.
Y en estaciones frías y desiertas
habrá sólo entre escombros vías muertas
con moho y podredumbre en las traviesas.
( L. AREVACO. En Heraldo de Soria 14-X-2002 )

Después del enorme impacto emocional que representó contemplar el estado actual de las vias del tren en Rebollo, plagadas de endrinos, espinos y escaramujos, entre otras hierbas, he estado buscando cosas sobre trenes. Muchos seguimos empecinados en convencer al mundo de lo fácil que sería volver a poner en marcha el Valladolid-Ariza, que es como decir el camino más corto entre Francia y Portugal, dos estados miembros de la Union Europea, a los que supongo interesados en mejorar sus comunicaciones. Pues bien, he descubierto con asombro, en un blog llamado y me quedé esperando al tren, una trama de corrupción en torno a esta linea ferroviaria en los años 70, que acabó con el suicidio de uno de los culpables. Es asombroso comprobar también como en aquella época se sobrevivía aletargado sin que trascendieran estas noticias y otras de mas importancia.
Es decepcionante comprobar como por aqui, a ningún régimen político le ha interesado nunca lo más mínimo la articulación de sus territorios, el equilibrio regional y otras pamplinas por el estilo, que son motivo de grandes desvelos incluso para los gobernantes del tercer mundo, porque ven en ello nada menos que la propia supervivencia de sus estados.
Para muchos, el tren no solo es un elemento romántico, sino sobre todo un elemento de progreso. Pero el tren de verdad, no esos gran velocidad en los que andan los poderes gastando los recursos, para llegar de Madrid a Barcelona en muy poco tiempo y sin parar apenas en los cientos de pueblos y ciudades que se encuentra en el camino. Esto no es progreso, esto es basura y eso no interesa mas que al capitalismo mas salvaje, del que a los sorianos ya hace tiempo que nos amputaron. Qué se lo metan por donde les quepa.
Pero hay otra bitácora más sobre el tren con la que he pasado un rato agradable, y que os la recomiendo: Mixotrenes


19 de octubre de 2009

Abanco

Abanco es un pueblo de los más aislados y menos poblados de la zona, lo que no quita que tenga un patrimonio espléndido, que incluye un tempo barroco descomunal, los restos de una atalaya musulmana y este palacio que vemos en la foto.

Es un edificio cuadrangular de sillería, de principios del siglo XVIII, aislado, situado frente a la iglesia. Tiene en el frontis los escudos de sus propietarios, las familias Martínez y Aparicio, que no fueron capaces de terminarlo, dejando la planta baja totalmente hueca. En el interior tiene una sobria escalera de piedra de dos tramos. El arquitecto fue Alonso Martínez de Ochoa, el mismo que construyó la iglesia. Parece ser que vino a sustituir a una casona de una sola planta con extensos corrales, donde vivía esta familia de hidalgos dueña de gran hacienda. Tenía esta primitiva mansión blasones en la fachada, y tras la mudanza al palacio nuevo fue conocida como ermita de Santa Gertrudis. No queda de ella ningún rastro esclarecedor.

Con la desaparición de sus moradores, el palacio pasó a manos del Concejo, que se instaló en sus muros, y el amplio espacio restante se dividió entre la fragua y la escuela; quedando sitio para almacenar grano y para jugar al frontón. La despoblación supuso el abandono total del edificio hasta que a finales del los 70 el tejado cedió por dos de sus apoyos y estuvo a punto de venirse abajo. Con la anexión a Berlanga, su ayuntamiento lo puso a subasta y los compradores lo restauraron en los años 90 con muy buen criterio. Abanco es un pueblo con nombre ibero, en medio de un paisaje paradisíaco, con por lo menos dos mil años de ocupación humana, haciendo equilibrios para sobrevivir y en el que uno tiene la sensación de que está todavía todo por hacer.

En la variada toponimia de la Tierra de Berlanga , abundan los nombres latinos, entre algunos árabes (Bordecorex, Alaló, Caltojar) y otros con todas las trazas de ser prerromanos, como Brías, Lumías o Abanco.

La primera vez que aparecí por Abanco, fue una noche sin luna y ventosa del mas genuino invierno, acompañando a uno de mis tíos en no se que cometido. En la plaza nos recibió una anciana muy delgada, toda vestida de negro y con un pañuelo a la cabeza, con la que mi tío departió unos minutos, mientras yo miraba la escena resguardado dentro del automóvil con el que habíamos llegado desde Brías por un camino sin asfaltar. La escena de un árbol que se movía violentamente por el viento y de dos cardos arremolinados, no se si es real o soñada. Pensé, sin saber todavía que la mitad de su caserío estaba hundida, que aquel lugar estaba dejado-de-la-mano-de-dios.

Tenía a la derecha la iglesia, que apenas entreveía con las luces del coche, sin saber que era un edificio descomunal, desproporcionado para el centenar y medio de almas que tuvo el pueblo en sus mejores tiempos, y a la derecha también con poca visibilidad, el palacio que se construyeron los Aparicio al mismo tiempo que la iglesia y que en un alarde de adaptación al medio, ha sido fragua, granero, frontón, escuela y ayuntamiento.

Abanco tiene el privilegio de ser el primer pueblo de Soria por orden alfabético, y durante unas décadas tan oscuras como aquella noche, también fue el primero en la lista de los condenados a desaparecer. He vuelto alguna vez y he visto niños en sus calles. El palacio lo han arreglado y hay una asociación cultural http://www.abanco.org/ que pretende tirar del pueblo para que resista por lo menos otros mil años, que son los que tiene su atalaya árabe, ahora profanada por un vértice geodésico. En el monte donde está la torre hay numerosos restos de cerámica antigua y el arqueólogo Juan Cabré encontró un hacha de cobre, lo que nos demuestra que por estos pagos hay presencia humana desde hace por lo menos tres mil años y seguro que el bache actual no ha sido de los más gordos.

Me vino a la memoria la anciana de Abanco cuando leí "El santero de San Saturio" de Gaya Nuño, por la maravillosa descripción que hace de los campesinos sorianos. Como homenaje a aquella anciana, a todas nuestras abuelas y al intelectual honrado que fue Gaya Nuño, reproduzco este fragmento de su obra:

Ellos se llaman Dámaso (pronunciado sin acento, Damaso), Teógenes, Eusebio, Primitivo, Abundio, Eleuterio, y otros nombres mucho más extraños, porque los curas y los secretarios se los enjaretan, sin derecho a opción de los padres, según el santoral diario. Y por fenómeno latino y árabe, al nombres se antepone, como en los apodos, el artículo determinado. Con tal de no decir apellidos, para diferenciar dos individuos homónimos, serán designados por el nombre de sus mujeres, con lo que habrá El Juan de la Eustaquia y El Juan de la Justa. Tan sólo los años traerán al campesino la dignidad de tío, pues la de señor se reserva para los muy acomodados. Don sólo se denomina al médico, al cura y al boticario.

Todos han ido a la escuela, todos saben leer y escribir. Su vestuario comprende camisa rameada, traje de pana, larguísima faja ceñida a la cintura, boina y tapabocas, calzando abarcas. Se han pasado la vida cultivando un minifundio de centeno, patatas o judías, esforzándose en elocuencia para retardar el pago al recaudador de contribuciones, haciendo que su mujer cosa piezas y más piezas en el pantalón de pana. Ellas tienen nombres como Bibiana, Bienvenida, Gregoria, Valentina, Damiana, Rufina, Blasa, nombres por los cuales decía Teófilo Gautier que las más mocosas aldeanillas castellanas se llamaban como las princesas medievales y las heroínas de fábula. Pero estas pobres heroínas se secan pronto, de los muchos hijos y trabajos, y llegan viejísimas a la madurez. Unas y otros me han cautivado siempre por su parsimonioso, nítido hablar de buen prosista clásico. Si ven una fotografía o dibujo de algo conocido, "está muy propio", comentan, frase la más adecuada para caracterizar su habla: un habla muy propia. Tanto, que ningún campesino soriano enfermo dirá que le duele uno u otro órgano; "padezco", es lo que afirmarán. A la proposición de una venta, para detener los regateos, dan su máxima y tajante razón: "Lo mismo me da tenerlo que tener los cuarenta duros."

Listos, reticentes, pobres como el más paupérrimo coolí, pero absolutamente nada papanatas, como lo demuestra el hecho de que, habiendo llegado a varias aldeas en el primer automóvil que en ellas entraba, nadie se embobaba ni hacía aspavientos, limitándose algún anciano a consignar el hecho. Creen en el señor médico. Creen, ciegamente, en los abogados. En los curas, sólo a medias; en cambio, nada haría que faltase su aceite a la lámpara de la Virgen. Los más riquillos, cuando se casan, vienen a Soria y visitan San Saturio, de igual manera que los novios catalanes van a Montserrat y los aragoneses al Pilar; dolidos en el fondo, mis labriegos, de que la imagen titular reproduzca un santo y no una Virgen. Entonces, yo salgo por los fueros de Saturio y hago prodigios de propaganda. El campesino soriano pone motes y alias a sus convecinos, única salida a su limitado humorismo. A uno que había sido soldado, le llamaban, en mi pueblo, El Soldate. A otra mujer, muy resuelta en sus actos y dichos, apodaban, de modo castellanísimo, La Determinada. Razonaban, de un tercero, el alias de Tío Tenazas, afirmando ser "tan tenaz, que no cambiaba un huevo por otro". En fin, si el sujeto no es llamativo por ninguna mayor característica que la de proceder de otro pueblo más o menos lejano, se le disigna por el topónimo de éste, quedando convertido en El tío Tajahuerce, o El tío Lubia.

Como se divierten en raras ocasiones y son curiosos de todo, acogen con alborozo comedias y títeres; ellos mismos representan sainetes y hasta, durante la Semana Santa, la Pasión; con horrorosos Cristos que, por pudor, no son crucificados desnudos, sino con calzoncillos largos y camiseta. Mucho más primitivos son en los Carnavales, que realizan con una impresionante latencia mágica. Sí, me impresionaban, de pequeño, aquellos mozos que se tiznaban la cara, colgábanse esquilas del pescuezo y corrían el pueblo llevando un caldero de orines y hollín, con cuya mixtura rociaban a las mozas.

Otros Carnavales, cuando ya había estudiado a Breuil y a Obermaier, sorprendí, en unión del arqueólogo Don Blas de Taracena, y en pueblo que no me acuerdo si era Yelo o Conquezuela, algo que era un puro asombro, todo un capítulo de prehistoria viva y palpitante, los mozos se habían puesto cuernos y rabos de toro, pintado el rostro de negro y bermellón y corrían componiendo la más tremenda estampa paleolítica. Naturalmente, no estábamos sino a poca distancia de Torralba, el pueblo de los mamuths. Cuando el auto se paró ante los hechiceros pueblerinos y éstos vieron cómo emergían del mismo dos cabezas estupefactas, se pararon, avergonzados. Avergonzados. ¡¡Y nos habían dejado ver, gratis, una escena auriñaciense!! No podría decir hasta qué máximo extremo dignifica a mis labriegos este sentido primitivo y ancestral, no adulterado por ningún barniz extraño. Aunque el aldeano frecuente la taberna del pueblo, aunque dos domingos por la tarde se reúnan varios Teógenes, Evaristos y Bienvenidos, alrededor de unas azumbres de tinto, ello no les resta una tradicional, inmensa dignidad celtibérica que surge en los momentos más dolorosos. uno de mis primeros recuerdos de niñez, de los que modelan toda una vida, pertenece a este género: Había comenzado en Tardelcuende la corta de pinos, y uno de ellos, al caer, hirió gravemente a un leñador con un cruel corte que le hendía la frente hasta la comisura externa del ojo izquierdo. Él no se quejaba ni decía palabra. Fue su triste mujer la que hizo este brevísimo, lamentable, estoico comentario, tan decidor como las apostillas de Goya a sus dibujos: -Lo que les sucede a los desgraciados.

Pero hay muchas más cosas que les suceden a los desgraciados. Los incendios, los pedriscos, las sequías, las heladas, las contribuciones. Pasan su vida entre calamidades, inclinados sobre la parda y pobre tierra, y cada generación les trae la pequeña alegría de unas escuelas nuevas, o del servicio de luz eléctrica, o del deseado camino vecinal. Por lo demás, se les come la avitaminosis, a ellas la fiebre puerperal, y muchos de ellos, sobre todo en el campo de Gómara, enloquecen, y los manicomios tardan muchos años en dar noticia de su defunción.

Con justicia desconfían de muchas cosas. Nacen, viven y mueren en la más pobre tierra de España, y apenas pueden creer sino en la gleba que les encadena. Ninguna ironía en este capítulo sobre mis paisanos campesinos. Son el trozo más digno del mundo poético de Antonio Machado.

En la segunda y última fase de restauración de la iglesia barroca de San Pedro de Abanco el presupuesto fue de 258.181 euros, que se emplearon en las siguientes mejoras:

  • Cambiar toda la pavimentación del templo y del atrio de entrada.
  • Arreglo de la bóveda de la sacristía y de los revestimientos deteriorados del interior de la iglesia.
  • Restauración de pilastra, hornacinas y bienes muebles.

De esta espaciosa iglesia dijo Madoz que acaso fuese la mejor de todo el partido. La encargaron los Aparicio al Maestro Alonso Martínez de Ochoa, que también diseñó el palacio; y se construyó a imagen mejorada de la de Brías. Se comenzaron las obras en 1708 y se acabaron en 1713. La piedra es toda de sillería. En la portada hay tres hornacinas con la virgen, San Pedro y San Pablo; y a los lados los escudos de la familia benefactora. De la antigua parroquia románica no queda mas que una pila bautismal de copa troncocónica decorada con bandas verticales y una basa formada por un toro con garras en forma de volutas.

Los cinco marcos vacíos que se ven en el interior, tenían cuadros que fueron robados hace cien años. La importancia de los templos se medía por las obras de arte que albergaban y tambien por las reliquias que se había logrado reunir; asi en esta iglesia de Abanco se guardan las de los santos Gaudino, Bonifacio, Justino y Faustino, martires de los primeros tiempos del cristianismo.

Antonio RANZ ROMANILLOS


(Barcones 1759-Madrid 1830)

Nos ha sorprendido ver a este hombre en las asambleas que redactaron el Estatuto o Constitución de Bayona y años más tarde también en las preparatorias de la Constitución de Cadiz; así que fue afrancesado y ministro de hacienda con Pepe Botella en el trono, y ex-afrancesado después cuando lo rehabilitó para la vida política Fernando VII, con quien volvió a ser ministro de hacienda. Delicada peripecia en unos tiempos en que te cortaban la cabeza por cosas menos comprometidas.

Había nacido en Barcones, en una familia de posibles, en la que hubo muchos clérigos y diplomáticos, ademas de un gobernador de Burgos, un alcalde de Sigüenza, un inquisidor en Córdoba y hasta un racionero de la Seo de Zaragoza. Estudió en Sigüenza donde había Universidad menor, de la que habla Cervantes en el Quijote, y luego en Zaragoza donde se licenció en leyes. Dio clases y ejerció de abogado. Aparece en las enciclopedias como ilustre helenista traductor de Plutarco, y como buen afrancesado, conocía bien la cultura y la lengua gabacha y tradujo también a Racine. El hecho de que fuese ministro durante regimenes dispares demuestra claramente una capacidad de adaptación que me atrevo a asegurar que es la misma de sus paisanos de Barcones para vivir en esta tierra dura y extrema a la que Ortega llamó "glebas pedregosas".

Barcones no es propiamente de la Tierra de Berlanga. Desde la reconquista perteneció a la extensísima Tierra de Atienza y despues a una de sus hijuelas que fue el señorío de Paredes; además el hecho de que todas estas tierras del sur de Soria pertenecieran a la diócesis de Sigüenza, hizo que el pueblo siempre tuviera mas relaciones comerciales y sentimentales con Guadalajara que con Soria. A Guadalajara perteneció hasta 1833, fecha en la que se diseñaron las provincias actuales que en algunos casos separaban lo homogeneo y unían lo dispar. Barcones suplicó a la Diputación de Soria volver a Guadalajara y todavía están esperando contestación.

El pueblo mantuvo casi los seiscientos habitantes hasta la desbandada general de los años cincuenta y ahora es solo una sombra de lo que fue, pero en ningún caso solo unas glebas pedregosas (vease la foto). Por aqui nace el rio Escalote que después de ocho leguas y media se une al Duero en el Puente Ullán. Si uno va de paso es posible que se crea lo de las glebas de Ortega que pasó por aqui montado en una mula y escribió algunas páginas de buena literatura, pero cayó en la trampa que tienden al turista muchos pueblos de Castilla: desde fuera parecen aridos hasta que uno entra de verdad en ellos. Con las personas pasa igual, muchas veces.