8 de junio de 2010

La Sociedad comunera de Berlanga

Constituye otro de los bloques de la documentación. Parece haber sido formada por don Ramón María Carramiñana, magistral de la Colegiata de Berlanga, al que los documentos de 1824 citan como "ya difunto" en fechas del año 1822. Se conservan las declaraciones de expontaneamiento de varios de sus miembros, ignorándose que hizo el resto. La relación más completa de sus miembros, extraida de varias de las declaraciones, es la siguiente:

Además del ya citado Carramiñana, formaban parte los clérigos don Pedro Gómez y don Saturnino Oreca, tenientes de cura; don Juan Bargas, medico racionero de la Colegiata; el cura de Valverde, en el Obispado de Osma; los vecinos de Berlanga Antonio Rodrigo, Francisco González de la Cruz, Domingo Jubera, Benito González de Santa Cruz, Francisco Brogueras, Silvestre Ramírez, Eugenio Estrada y Antonio Bravo. Además Tomás Rodrigo, militar, y Manuel Rodrigo, juez de primera instancia de Atienza; ambos naturales de Fuentepinilla; el también juez, José Benito Puertas, y Rafael Soria,"maestro de niños".

De todos ellos se conservan las declaraciones de Antonio Bravo, Domingo Jubera, Eugenio Estrada y Tomás y Manuel Rodrigo. Faltan todas las demás: ¿qué fue de ellos? Ya tenemos noticia de la muerte de Carramiñana. Ignoramos la suerte que les cupo a los demás, si bien es cierto que cabe suponerse una dura represión en toda la zona durante los primeros momentos de la reacción absolutista.

Escasa actividad debió desarrollar la Sociedad comunera de Berlanga. La ceremonia de admisión se limitó a la prestación del ya conocido juramento, si bien se añade a este la fórmula de "defender al Rey constitucional; a la Religión católica, apostólica y romana sin mezcla alguna y la soberanía popular". Se les imponía igualmente , espada, espuela y banda de comuneros; sin darles diplomas o documentos alusivos. Ninguno recuerda nada sobre las señas que usaban para reconocerse, y su actuación se circunscribía a "mantener el orden", "lectura de papeles públicos" e incluso, "defender al Rey constitucional".

Ciertos debieron ser estos extremos. La sociedad de Berlanga se debio limitar a una reunión de amigos o personas de algún relieve social en la localidad. Muy posiblemente fuese inspirada por el mencionado Carramiñana, en función del mayor prestigio de su cargo, sin que sus miembros tuviesen claro qué aspectos políticos pensaban desarrollar y sin la aparatosidad que rodeaba a las reuniones celebradas en otros lugares ya comentados.

Masones y comuneros en la diócesis de Sigüenza, tras el trienio liberal (1823)

Antonio Ortiz García

No hay comentarios:

Publicar un comentario