
El título de este blog lo tomé prestado de uno de los capitulos. En la idea original estaba parecerme un poco a Avelino y sobre todo agradecerle que nos despertara tantas cosas dormidas. Cuando van a cumplirse cuatro años de su muerte (el día 21 de julio) quiero recordarlo con este fragmento de su libro que habla de Lumías:
"¡Si tuvieras un rato para adentrarte andando por el valle angosto del río Talegones, hasta Lumías! Cuando estuve en abril había ruiseñores en la fronda de los huertos, por el molino viejo. Hay una iglesuela tan bien malhecha que parece perfecta. Y las casas de adobe y piedra, se cobijan contra el tajo abrupto de las rocas cortadas a pico que coronan racimos de nidos de golondrina y palomares en salientes y agujeros. Protegido del regañón y del cierzo, por el estrecho, el río manso apenas mueve al pasar las mimbres y los berros
Aquí saben aun los viejos las más primitivas rondas de Castilla; alguno puede que se arranque por jotas sorianas, y si los animas, jugarán contigo a los bolos, que era entretenimiento de cuaresma, y andarán las piezas guardadas en algún granero"
Hernandez, Avelino. "Donde la vieja Castilla se acaba. Notas para viajar por las tierras de Soria y apuntes para pensar desde allí en Castilla". Madrid 1982 Ediciones de la torre.
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